lunes, 9 de abril de 2018

BRASIL: Tres 4 de abril y una misma lucha Por Adolfo Pérez Esquivel // En línea con Pérez Esquivel, Boff dijo: “Lula me dijo mi alma está tranquila porque tengo la verdad" // El teólogo brasileño Leonardo Boff, tras la detención de Lula "Hay mucha tristeza en todo el país” // Policía reprime violentamente acto en defensa de Lula en la ciudad de Curitiba // Por qué para la despedida antes de la cárcel el ex presidente eligió la sede de los metalúrgicos del ABC // Nace 'Lula Libre', el campamento a pocos metros de la celda del expresidente brasileño // Lula pasa su primera noche en prisión mientras las calles estallan en protestas // Lula y la lucha en contra de las injusticias por Emir Sader // Se clausura la ruta democrática Por: Atilio Borón // URUGUAY: En la zafra del camarón


Opinión

Tres 4 de abril y una misma lucha
Imagen: Twitter @MidiaNINJA
PÀGINA 12 - 08 de abril de 2018
El reverendo de la Iglesia Bautista de los EE.UU. y Premio Nobel de la Paz Martin Luther King fue asesinado en 1968 en el Lorraine Motel, de Memphis, a las 18. Este 4 de abril se cumplieron 50 años de ese asesinato, que marcó a la humanidad. Quisieron silenciar la voz de quien defendió los derechos civiles de sus hermanos afroamericanos, frente a las injusticias y la discriminación imperante en los EE.UU., uno de los países más racistas del mundo. Hoy es necesario hacer memoria de su lucha, no violenta, en defensa de la dignidad humana amenazada por el racismo y la xenofobia persecutoria del gobierno de Trump.
Mientras usted lee esta nota, crece el muro de la infamia entre los EE.UU. y América latina. No es el único muro fronterizo en el mundo ni será el último, mientras no aprendamos que los muros más difíciles de derribar son los que están en la mente y el corazón. Que derribarlos está en la conciencia y valores del ser humano, en el saber de que todos y todas somos diferentes, procedemos de distintos países y culturas, idiomas, pero tenemos los mismos derechos, que deben ser respetados.
Hace algunos años estuve en el Lorraine Motel para visitar, meditar y orar en la habitación donde fue asesinado Luther King. Tuve presentes su espíritu y fe frente al drama de la humanidad, cuando afirmó: “Si el mundo termina mañana, igual voy a plantar mi manzano”.
Otro 4 de abril, esta vez del año 1977, regresaba del Ecuador y fui a renovar mi pasaporte al Departamento Central de la Policía Federal. Allí fui detenido y llevado a un centro de torturas porque las actividades no violentas de lucha contra las dictaduras latinoamericanas me habían ubicado en una lista de personas peligrosas para la dictadura argentina.
Era Semana Santa, fui encerrado en un “tubo”, un pequeño calabozo oscuro, maloliente, con una colchoneta en el piso, no sabía qué podía pasarme. Un compañero que me acompañó a la policía pudo avisar a mi familia y a las organizaciones nacionales e internacionales.
Transcurrieron horas interminables en el encierro. Golpeé la puerta del calabozo para poder ir al baño, un guardia la abrió, entró la luz y pude ver en la pared muchas inscripciones, nombres de seres queridos, insultos, oraciones. Me impresionó una gran inscripción de sangre de un prisionero en la pared… decía: “Dios no mata”.
Este 4 de abril se cumplieron 41 años de mi detención, que duró dos años y desde la cual viví el horror del poder de la dictadura militar que atentó contra mi vida en distintas oportunidades así como contra la vida de nuestro pueblo argentino, que dijo Nunca Más y que sigue luchando hasta el día de hoy para que haya Memoria, Verdad y Justicia.
Este mismo 4 de abril también tuvo como protagonista a un luchador no violento contra las injusticias. Un trabajador sindicalista que fue preso por la dictadura militar de su país, Brasil, luego presidente en dos oportunidades y recientemente acaba de sufrir un atentado contra su vida en el marco de una persecución política que lo lleva nuevamente a la cárcel por el accionar de castas neogolpistas.
No hubo delito cuando destituyeron a la presidenta Dilma Rousseff, la removieron por decretos publicados que ya habían sido usados por otros presidentes, no hay delito de Lula en la causa del tríplex, sin embargo lo inventaron para poder bloquear su candidatura presidencial, porque saben que gana en primera vuelta. No les conviene matarlo, no les conviene dejarlo libre, solo les queda criminalizarlo y encerrarlo por el simple pecado de haber sacado a más de 30 millones de personas de la pobreza y poner en riesgo los privilegios de los grupos de poder que se creen dueños de Brasil.
La lucha no violenta por recuperar los derechos de los pueblos continúa, no podrán acallar las voces de la resistencia ni la fuerza de la verdad, que derriba muros y nos llama a seguir plantando semillas de esperanza.
* Esta es la carta que presentaré al Comité Nobel en septiembre postulando a Lula al Premio Nobel de la Paz.

En línea con Pérez Esquivel, Boff dijo: “Lula me dijo mi alma está tranquila porque tengo la verdad"

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April 08, 2018 11:09
En una imperdible charla con el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el filósofo y teólogo Leonardo Boff contó que hace tres días habló con el ex presidente de Brasil Lula Da Silva y le dijo: "Mi alma está tranquila porque tengo la verdad, va a irradiarse, la verdad va a revelarse. Duermo tranquilo, no tengo miedo de la prisión, nadie puede acusarme de nada y mi nieto cuando me mira dice mi abuelito no es un ladrón, no es un criminal, eso sería intolerable para mi".
En el programa Un poco nomás (@unpoconomas) que conduce Eduardo Valdés (@eduardofvaldes), Pérez Esquivel ( @PrensaPEsquivel)y Boff contaron que se encontrarán en Brasil para impulsar el Premio Nobel de la Paz para Lula Da Silva (@LulapeloBrasil).
En ese sentido, Boff aseguró: "Hay mucha tristeza en todo el país, ayer que estábamos reunidos aquí con unos 30 científicos sociales, teólogos, pedagogos, cuando veíamos a Lula siendo llevado con el coche hasta el helicóptero y de ahí al avión todos lloraban porque decían cómo una nación puede condenar a alguien que ha hecho tanto bien a las clases abandonadas, que ha sacado a 36 millones del hambre, le ha dado luz eléctrica, casa, derechos, dignidad"
"Son las clases pudientes, los 71 multimillonarios que controlan más de las mitad de riqueza los que han dado el golpe utilizando el parlamento, la justicia y el grupo mediático que son controlados por cinco familias. Ellos se han articulado para propiciar ese golpe y crear un estado de excepción", manifestó el teólogo y filósofo brasilero.
"Hace tres días -contó Boff- pude hablar con Lula largamente y le pregunté: ‘Lula dime cómo está tu alma después de tanta persecución, calumnias’. Y él me dijo: ‘Mi alma está tranquila porque tengo la verdad, va a irradiarse, la verdad va a revelarse. Duermo tranquilo, no tengo miedo de la prisión, nadie puede acusarme de nada y mi nieto cuando me mira dice mi abuelito no es un ladrón, no es un criminal, eso sería intolerable para mi".
Por su parte, el Premio Nobel de la Paz Pérez Esquivel expresó: "Las democracias están en peligro en América Latina, pero esto no comenzó únicamente en Brasil con la destitución de Dilma Rousseff, a la que viaje a Brasilia para darle el apoyo y la solidaridad. Cuando hablé en el Senado dije 'ustedes están dando un golpe de Estado a la Presidenta', fue un escándalo. Esta metodología de los golpes de Estado blandos, encubiertos, con cierto rasgo de legalidad, comenzó en Honduras con la destitución de Manuel Zelaya".
Fue en el programa @unpoconomas, que se emite los domingos de 10 a 13, con la conducción de Eduardo Valdés (@eduardofvaldes) y la participación de Camilo Vaca Narvaja (@vacanarvaja) Juan Manuel Valdés (@jm_valdes) y Lucrecia Cardoso (@lucreciamlc). Read less
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Boff le contó a Pérez Esquivel hasta una frase del nieto de Lula antes del encarcelamiento
“Mi abuelito no es un ladrón ni un criminal”

Una producción radial de la 750 juntó al teólogo brasileño Leonardo Boff y al Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel. Ambos confirmaron que serán impulsores de la campaña internacional contra su prisión en Curitiba y su derecho a ser candidato. El diálogo completo.
Después del multitudinario acto en su apoyo, Lula pasó ayer su primer día en prisión.
Después del multitudinario acto en su apoyo, Lula pasó ayer su primer día en prisión. 
Imagen: AFP
PÀGINA 12 - 09 de abril de 2018
Dos amigos de Luiz Inácio Lula da Silva acaban de confirmar públicamente que serán impulsores de la campaña internacional contra su prisión en Curitiba y su derecho a ser candidato. Referente teórico de la Teología de la Liberación, en 1985, durante el Papado de Juan Pablo II, Leonardo Boff fue castigado por la Congregación para la Doctrina de la Fe (continuadora de la Inquisición) con la obligación de guardar silencio. Todavía era sacerdote franciscano, un estado que terminaría dejando por la persecución interna de la Iglesia. De buenas relaciones con el Papa Francisco, a quien aseguran los vaticanistas que ayudó con la redacción de la encíclica ecologista Laudato Si, es un viejo amigo de Adolfo Pérez Esquivel, un laico cristiano que en 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz en plena dictadura.  
En el programa Un poco nomás de la 750, de Eduardo Valdés y Lucrecia Cardoso, los conductores hicieron dialogar el domingo por la mañana al teólogo brasileño y al Nobel argentino. Pérez Esquivel está haciendo circular una carta pública para le sea concedido a Lula el mismo premio que recibió él como símbolo del combate por los derechos humanos. En el caso de Lula, se trataría según Pérez Esquivel de un símbolo mundial de la lucha contra el hambre.
–PáginaI12 publicó hoy el llamado a juntar firmas para el Nobel a Lula. 
–(Adolfo Pérez Esquivel) La carta es hacer memoria. La memoria no es para quedarse en el pasado. Nos tiene que iluminar el presente para construir una sociedad mejor. Muchos jóvenes no saben nada de esto. La prensa canalla está publicando que Lula es un corrupto. Los jóvenes no saben nada de la resistencia, de las luchas, de los que dieron su vida para dar vida en nuestros pueblos. Hay que transmitírselos. Y hay que analizar el retroceso enorme de las democracias en América Latina. Están en peligro. No es solo al destitución de Dilma Rousseff, a quien di mi solidaridad en Brasilia. Hablé en el Senado en Brasilia y les dije: “Ustedes le están dando un golpe de Estado a la presidenta”. Hablé menos de un minuto y fue un escándalo. Esta metodología de los golpes de Estado blandos, o encubiertos, o con ciertos rasgos de legalidad, comenzó en Honduras con la destitución de Manuel Zelaya y la farsa que montaron diputados, senadores, jueces. Lo mismo que pasó en Paraguay con Fernando Lugo y en 2016 en Brasil. Es la misma metodología impuesta por los Estados Unidos para controlar y someter a los países latinoamericanos. Todavía no pudieron con Venezuela ni con Bolivia. Derechos humanos y democracia son valores indivisibles. Si se violan los derechos humanos la democracia se debilita y es más fácil entregar el patrimonio a manos del capital financiero que queda privilegiado sobre la vida de los pueblos. Dilma fue destituida y Lula está preso. Quieren hacer que todo aparezca como corrupción. Cuando quieren apedrear a una mujer Jesús se agacha y escribe en el piso: “Aquel que esté libre de culpa que arroje la primera piedra”. No quedó nada. El problema es que los pueblos en la democracia delegativa no tienen el poder de decisión. Los pueblos son espectadores. Hay que ir a una democracia participativa. 
–Nos está escuchando Frei Leonardo Boff.
–(Pérez Esquivel) ¡Un hermano querido! Un luchador. Un hombre que desde la fe entiende el sentido profundo de la vida y lo aporta a nuestros pueblos con las cuestiones del medio ambiente y otras más
–(Boff) Agradezco a Pérez Esquivel pero quiero decir que lo que él hace a nivel internacional es muy importante y se ha constituido en una referencia de lucha por los derechos que son tan ofendidos ahora en América Latina. 
–Adolfo va a viajar a Brasil a ver a Lula. Me dijo que quiere que lo acompañes vos. Allí va a presentar las firmas que postulan a Lula para el Premio Nobel de la Paz. La carta original salió en PáginaI12. 
–(Boff) En Brasil hay mucha tristeza. Ayer, reunidos con unos 30 científicos sociales, teólogos, pedagogos, cuando vimos a Lula siendo llevado hasta el helicóptero y después al avión, todos lloraban. ¿Cómo una nación puede condenar a alguien que ha hecho tanto bien a las clases abandonadas? ¿A alguien que les dio a 36 millones de personas electricidad y las sacó del hambre? Nos causó una tristeza inmensa y una enorme vergüenza de nuestras autoridades y de nuestra Justicia, que se permiten un verdadero crimen. Lula siempre dijo: “Preséntenme una prueba material, cinco centavos que yo haya robado, y entonces voy a la cárcel. Pero no me presentan nada. Me condenan como inocente, por convicción de un procurador, porque quieren liquidar al Partido de los Trabajadores y el liderazgo de Lula”. Son los 71 mil multimillonarios que en Brasil controlan más de la mitad de la riqueza los que dieron el golpe utilizando el Parlamento, la Justicia y los grandes grupos mediáticos controlados por cinco familias. Ellos se articularon para propiciar el golpe y crear el Estado de excepción en que vivimos. Antes tuvimos la alegría de ver miles y miles de personas alrededor de sindicato donde estaba Lula. Hace tres días pude verme con Lula. Hablamos largamente. “Lula, dime, ¿cómo está tu alma después de tanta persecución, calumnia, acusación?”, le pregunté. Me dijo: “Mi alma está tranquila porque tengo la verdad, y la verdad se irradiará y se revelará. Duermo tranquilo. No tengo miedo de la prisión. Mi nieto cuando me mira dice: ‘No, mi abuelito no es un ladrón, no es un criminal’.”
–(Pérez Esquivel) Leonardo, un gran abrazo de paz y bien. 
–(Boff). Paz y bien, paz y bien. Lo bonito es que al final de la misa con Lula ha recitado la “Oración de la paz” de San Francisco. “Señor, hazme instrumento de vuestra paz”. El espíritu de Lula es de paz, humanista, cristiano. Pero está indignado contra la injusticia. 
–(Pérez Esquivel) Y sí... A pesar de la tristeza que tenemos debemos resistir en la esperanza. El 16 voy a estar en la universidad estadual de Río. Quiero también homenajear a esa mujer que dio la vida para dar vida, Marielle Franco.
–(Boff)Tu campaña para que reciba el Premio Nobel ya está circulando. Yo le escribí al periodista José Luis Parise, que es muy amigo de (el secretario de Estado del Vaticano Pietro) Parolin, para que hablara con él y que a su vez Parolin hablase con el Papa para lograr un apoyo aunque sea verbal. El Premio Nobel para Lula sería por lo que hizo por los pobres, por la justicia social, por los humildes. Esos son argumentos que tú puedes presentar porque tú mismo recibiste ese Premio Nobel. 
–(Pérez Esquivel) Yo lo recibí en nombre de los pueblos de América Latina. 
–(Boff) Hay que pelear contra el sistema que asesina niños y millones de personas de hambre.
–(Pérez Esquivel) Vos sabés que aquí, con la Marcha de los chicos del pueblo, decíamos que el hambre es un crimen. Tenemos que luchar por la vida, por el derecho... Lula hizo muchísimo para que el hambre dejase de ser un crimen. 
–(Boff) Y es un crimen lo que le han hecho a Lula. Hubo reacción en todos los grandes periódicos. Lula es un prisionero político. Lo condenaron por eso, no por corrupción ni nada de eso. No tiene cuentas en el exterior, no fue un corrupto. Siempre fue un pobre. Por eso sigue desafiando a las autoridades. Porque está sufriendo persecución y violencia.
–(Pérez Esquivel) Lo quieren sacar del medio para evitar que, si llega a ser nuevamente presidente, eso refrescaría las políticas en América Latina. En este momento estamos en un retroceso tremendo de violencia. Tratan de destituir las democracias y volver a los golpes de Estado encubiertos para profundizar la pobreza y el hambre.
–(Boff) El proyecto del imperio es recolonizar toda América Latina para que sea solo productora de materias primas y no una nación autónoma. 
–(Pérez Esquivel) Cuenten con toda la solidaridad y el apoyo como pueblos hermanos. 
–(Boff) Tenemos que estar juntos para resistir la lógica de Donald Trump. Si no vamos a ser nuevamente una colonia exportadora de productos para ellos. 
–(Pérez Esquivel) En la Argentina también tenemos nuestras dificultades y nuestras luchas, pero no vamos a bajar los brazos a pesar de la tristeza. 
–(Boff) Mantengamos la esperanza. Como decía San Agustín, la esperanza tiene dos hermosas hermanas: la indignación contra todo lo malo y la valentía para crear caminos nuevos. 
–(Pérez Esquivel) Lo compartimos y tratamos de ponerlas en práctica en la vida cotidiana. Hace falta resistencia para poder construir, porque la destrucción es rápida. Quieren destruir todo para concretar la alternativa que nunca logran del todo.
–(Boff) En nuestro país no tienen un proyecto de Brasil, tienen un proyecto para ellos mismos: alinearse al imperio y dejar al margen, abandonados y despreciados, a los millones de pobres que están al margen. Quieren repetir con los pobres las humillaciones que hacían padecer a los esclavos.
–(Pérez Esquivel) Leonardo, uno de los problemas es el de los grandes medios de comunicación, a los que yo le llamo “prensa canalla” que está confundiendo al pueblo para que acepte el sistema de dominación. Esto que le pasa a Lula y que ocurre en muchos lugares de América Latina. 
–(Boff) Están anestesiando al pueblo. Lula me lo dijo: “Lo que más sufro es que me consideren un ladrón. Es una gran ofensa cuando algunos repiten lo que dicen las cinco familias que dominan los medios y continua y sistemáticamente me acusan sin hechos concretos”. 
–Ustedes dijeron que Lula rezó la “Oración por la paz”.
–(Boff y Pérez Esquivel juntos) Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Y allá donde haya odio yo ponga el amor. Que allá donde haya ofensa yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia yo ponga la unión. Que allá donde hay error yo ponga la verdad. Que allá donde haya duda yo ponga la fe. Que allá donde hay desesperación yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza yo ponga la alegría. 


El teólogo brasileño Leonardo Boff, tras la detención de Lula
"Hay mucha tristeza en todo el país”
Imagen: Dafne Gentinetta
PÀGINA 12 - 8 DE ABRIL 2018
El filósofo y teólogo brasileño Leonardo Boff y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel hablaron con el programa “Un poco nomás”, que conduce Eduardo Valdés por la AM750, sobre la detención del ex mandatario Lula da Silva.
Boff, referente de la Teología de la Liberación, contó que hace tres días habló con Lula, quien le dijo: “Mi alma está tranquila porque tengo la verdad, va a irradiarse, la verdad va a revelarse. Duermo tranquilo, no tengo miedo de la prisión, nadie puede acusarme de nada y mi nieto cuando me mira dice mi abuelito no es un ladrón, no es un criminal, eso sería intolerable para mi".
"Hay mucha tristeza en todo el país, ayer que estábamos reunidos aquí con unos 30 científicos sociales, teólogos, pedagogos, cuando veíamos a Lula siendo llevado con el coche hasta el helicóptero y de ahí al avión todos lloraban porque decían cómo una nación puede condenar a alguien que ha hecho tanto bien a las clases abandonadas, que ha sacado a 36 millones del hambre, le ha dado luz eléctrica, casa, derechos, dignidad", contó el teólogo y filósofo.
Por su parte, Pérez Esquivel sostuvo que “las democracias están en peligro en América Latina” y recordó: “Esto no comenzó únicamente en Brasil con la destitución de Dilma Rousseff. Esta metodología de los golpes de Estado blandos, encubiertos, con cierto rasgo de legalidad, comenzó en Honduras con la destitución de Manuel Zelaya".
Boff definió que son “las clases pudientes, los 71 multimillonarios que controlan más de las mitad de riqueza” quienes “se han articulado para propiciar ese golpe y crear un estado de excepción",
"Hace tres días -contó- pude hablar con Lula largamente y le pregunté: ‘Lula dime cómo está tu alma después de tanta persecución, calumnias’. Y él me dijo: ‘Mi alma está tranquila porque tengo la verdad, va a irradiarse, la verdad va a revelarse. Duermo tranquilo, no tengo miedo de la prisión, nadie puede acusarme de nada y mi nieto cuando me mira dice mi abuelito no es un ladrón, no es un criminal, eso sería intolerable para mi".


El audio del presunto operador del vuelo que trasladó a Lula
“Llevalo y no lo traigas más”

El ex presidente enfrenta una suerte de maltrato psicológico. No podrá mantener contacto con los otros reclusos, se le permitirá dos horas de patio por día y una visita semanal de los familiares directos.
El avión que llevó a Lula desde San Pablo hasta Curitiba, el lugar de la prisión.
El avión que llevó a Lula desde San Pablo hasta Curitiba, el lugar de la prisión. 
Página 12 En Brasil - 09 de abril de 2018
Desde Brasilia
En una grabación divulgada ayer por el sitio de noticias R7 se escucha la voz de un presunto operador de vuelo cuando le dice al piloto del avión que transportaba a Lula: “Llevalo y no lo traigas nunca más”. La Fuerza Aérea Brasileña confirmó la autenticidad del audio registrado el sábado cuando una aeronave de la Policía Federal trasladó al detenido desde San Pablo hasta Curitiba. En otra grabación transcripta por el diario Jornal do Brasil una voz masculina dice “tirá a esta basura (supuestamente Lula) por la ventana”. La autenticidad de este segundo audio no fue rubricada por la Aeronáutica.
Las posibles intimidaciones autorizan a sospechar que Luiz Inácio Lula da Silva, de 72 años, quien ayer amaneció por primera vez en prisión, pueda ser objeto de una plan de coacción psicológica.
La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, dijo que continuará la vigilia montada cerca de la Superintendencia de la Policía Federal (ver página 5) y que se solicitará ampliar la agenda de visitas para permitir la presencia de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados además de gobernadores.
Las condiciones de encarcelamiento también dejan margen para las dudas, ¿el ex mandatario está en una sala o una celda?
Desde que el juez Sergio Moro decretó su prisión, la cadena Globo comenzó a divulgar que iba a ser alojado en una “sala” de la Superintendencia dotada de “comodidades”. La noticia fue repetida con más insistencia el sábado por la noche cuando el líder petista se entregó después de que una multitud intentó contenerlo en el Sindicato de los Metalúrgicos en San Bernardo do Campo.
La foto del ex tornero mecánico cargado en andas en el cordón industrial paulista marcó un revés político para el juez federal de Curitiba Moro. Como también lo fue el discurso de 55 minutos con el que Lula se despidió de sus compañeros.
A partir de las 18.45 del sábado, cuando se inició su traslado, el canal de cable Globo News inició una cobertura en tiempo real siguiendo el convoy policial desde un helicóptero complementado por reporteros y analistas un tanto enfervorizados por el fin de la libertad del “reo”.
Cada vez que se mencionaba el lugar donde iba a ser encerrado se subrayaba: “es una una sala no es una celda”.
En un comunicado el propio Moro aseguró que a Lula se le concedió una “especie de Sala de Estado mayor” como corresponde a la “dignidad del cargo ocupado”.
La realidad parece contradecir esas afirmaciones.  
El cubículo donde amaneció ayer Lula tiene quince metros cuadrados, con ducha e inodoro, se encuentra en el cuarto y último piso de la Superintendencia y cuenta con una ventana que da al interior del predio.
El régimen de reclusión determinó que no podrá mantener contacto con los otros 20 reclusos, se le permitirán dos horas de patio por día y una visita semanal de los familiares directos.
Ese régimen aplicado a Lula es el empleado para “maltratar” al interno dijo una fuente consultada por el bien informado sitio Diario Centro del Mundo. “Es prácticamente una solitaria”.
El aislamiento del petista es, según la versión Globo-Moro, una forma de garantizarle la seguridad.
El experto que habló a condición de anonimato sostuvo lo contrario: cuando un preso queda todo el día sin contacto con el resto de la población carcelaria está más expuesto a riesgos si alguien quiere afectarlo de diversas maneras.
El método Moro de maltratar a los imputados a través de intimidaciones o prisiones preventivas interminables que sólo expiran cuando se quiebran es una de las claves del éxito de Lava Jato que ante la falta de pruebas y documentos basó parte de sus sentencias en confesiones.
Uno de los “delatores premiados” que acusó a Lula por el departamento en el balneario paulista de Guarujá fue Leo Pineiro, de la constructora OAS, que en 2016 negó toda vinculación del ex presidente y en 2017, después de un año de encierro, revisó su confesión.
“Denunciamos la prisión política, injusta y arbitraria de Lula, de una lawfare (guerra judicial) que los golpistas intentan esconder. Lula es inocente”, dijo ayer Dilma Rousseff que esta semana realizará una gira por Estados Unidos y España donde va hablar de “la persecución” .
Lula arribó en un helicóptero a las 22.28 del sábado a la sede policial en un barrio del norte de Curitiba escoltado por agentes bien trajeados. “Lula ladrón, tu lugar es la prisión” conmemoró una nutrida barra de curitibanos cuando la aeronave comenzó a descender sobre el helipuerto de la federal. Las imágenes mostraban la displicencia  (más bien camaradería) de la Policía Militarizada de Paraná ante el griterío superpuesto con la suelta de bengalas y petardos por parte de los indignados envueltos en banderas brasileñas y camisetas de la selección. A unas cuadras de allí otro grupo de igual extracción ideológica conversaba con agentes cerca de un camión sobre el cual había sido pintado el rostro de Sergio Moro, con un fondo verde y amarillo.  
A la misma hora, cuando militantes del PT y organizaciones sociales soltaron fuegos artificiales para recibir al ex presidente, la Policía Federal primero y luego la del estado de Paraná dispararon balas de goma y gases lacrimógenos con un saldo de 9 heridos, entre ellos tres menores, con dos de los afectados trasladados a un hospital. Un vocero de las fuerzas de seguridad provinciales explicó que la represión se desató porque los lulistas se lanzaron contra el portón de la Superintendencia, versión desmentida horas más tarde por una señora que participó en la “vigilia” y habló ante los medios estaba junto al titular del PT paranaense Doctor Rosinha y ex diputado federal.

Em áudio, alguém teria dito para piloto de avião com Lula: “Manda esse lixo janela abaixo”

https://youtu.be/5Wvvvw3mBjQ
Con todo la intimidación policial en Paraná, donde hace dos semanas fue baleada una caravana lulista, no intimidó a los militantes que ayer arribaron desde otras ciudades para sumarse a la vigilia. “No vamos a dar un paso atrás”, prometió Gleisi Hoffmann.

Dilma Rousseff denunciará persecución contra Lula en instituciones internacionales

A través de un comunicado, Rousseff aseguró que Lula se ha convertido en “un prisionero político, víctima de una persecución implacable de sus adversarios”, que utilizan sus recursos para “descalificar su papel ante la historia y el pueblo brasileño”.
lunes 9 de abril de 2018 - CARAS Y CARETAS
La presidenta brasileña Dilma Rousseff anunció este domingo que denunciará la persecución contra el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva en universidades e instituciones académicas de España y Estados Unidos.
En el documento, Rousseff sostuvo que la prisión para Lula representó “una etapa del golpe iniciado en 2016”, tras el proceso de impeachment aprobado por el Congreso brasileño contra la presidenta “sin que hubiera ningún crimen cometido”.
“Los medios brasileños golpistas intentan, de forma vergonzosa, negarle la condición de preso político. Así como negó la ocurrencia del golpe de 2016 y finge no ver la ascensión del fascismo en el país y la violencia de la extrema derecha”, aseguró la mandataria constitucional de Brasil.
Fuente: Telesur

Abogados defienden recursos y movilización por la libertad de Lula

Además de habeas corpus, presión popular puede ser determinante para un resultado favorable en la Justicia

Leia a notícia em português | Brasil de Fato, en São Paulo
Antes de presentarse ante la Justicia, Lula discursó a miles de apoyadores en el Sindicato de Matalúrgicos del ABC - Créditos: Paulo Pinto/Fotos Públicas
Antes de presentarse ante la Justicia, Lula discursó a miles de apoyadores en el Sindicato de Matalúrgicos del ABC / Paulo Pinto/Fotos Públicas
La orden de los juristas y de los movimientos populares es luchar. En las calles y en los tribunales. Mientras los seguidores del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometen permanecer en el campamento frente a la Policía Federal de Curitiba, estado sureño de Paraná, hasta que Lula sea liberado, los abogados van a insistir con recursos.
“El camino jurídico ahora es luchar por la libertad del presidente Lula por medio de habeas corpus. La defensa ya los ingresó en el Superior Tribunal de Justicia (STJ) y en el Supremo Tribunal Federal (STF). Esos habeas corpus sólo tendrán éxito si la solidaridad y la movilización fueran contundentes. Lula es un líder reconocido mundialmente y tengo la certeza de que la solidaridad internacional y en Brasil van a sacarlo de la cárcel. Digo esto porque el derecho y la Constitución fueron ultrajados para que este encarcelamiento suceda. Solamente la movilización y la solidaridad pueden reestablecer la justicia para el presidente Lula”, afirmó Patrick Mariano, abogado y magister en Derecho, Estado y Constitución por la Universidad de Brasília (UnB).
El abogado Ney Strozake, del Frente Brasil de Juristas por la Democracia, recuerda las Acciones Declaratorias Constituyentes (ADC), que solicitan medidas cautelares (habeas corpus), que deben ser colocadas en discusión en el STF el próximo miércoles (11).
El ministro del STF Marco Aurelio Mello debe llevar a la Corte una ADC ingresada por el Partido Ecológico Nacional (PEN) para suspender la ejecución de la pena de condenados en segunda instancia, respetando así el derecho a amplia defensa y las posibilidades de recursos en todas las instancias, como prevé la Constitución brasileña; y este es el caso del ex presidente Lula. Existe otra acción muy similar, presentada por el Consejo Federal de la Orden de Abogados de Brasil (OAB) que también ha de ser debatida por el Supremo.
El STF optó por juzgar el habeas corpus de Lula antes de estas dos ADC. Las mismas están a la disposición de la presidencia del STF, en las manos de la ministra Cármen Lúcia, desde diciembre de 2017. El ministro Marco Aurelio solicitó varias veces el tratamiento de las acciones para uniformizar el entendimiento del Tribunal sobre el tema. Sin embargo, no fue atendido.
“Hay la expectativa de que haya un cambio de interpretación que suspenda la pena, con un marcador de 6 contra 5. Ahí, la defensa de Lula necesita ingresar un recurso sobre la base de esa nueva interpretación. Es un juego de ajedrez, en cualquier momento todo es posible”, afirmó Strozake.
Para Valeska Zanin, abogada de la defensa del ex presidente, es evidente la persecución política contra Lula debido a la forma autoritaria en que fueron conducidos el proceso y la sentencia.
“En el caso del apartamento triplex presentamos las pruebas de inocencia. Además de eso, los 73 testigos dijeron que él es inocente. Pero nada de eso fue considerado en la sentencia y Lula fue condenado”, dijo Valeska Zanin.
Edición: Juca Guimarães | Traducción: Pilar Troya

RESISTENCIA

Policía reprime violentamente acto en defensa de Lula en la ciudad de Curitiba

Primeros disparos contra la vigilia organizada para recibir el ex mandatario partieron de agentes de la Policía Federal

Brasil de Fato | Curitiba
Seguidora de Lula encara hilera de la policía antidisturbios  - Créditos: Brasil de Fato
Seguidora de Lula encara hilera de la policía antidisturbios / Brasil de Fato
Cuando el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva llegaba a la Superintendencia de la Policía Federal en la ciudad de Curitiba, en el estado de Paraná, alrededor de las 22h30 de este sábado, 7 de abril, la Policía Militar inició una represión violenta contra la vigilia pacífica organizada por seguidores de Lula en el local. En conferencia de prensa realizada después de la acción, el comandante del batallón de la policía de Paraná confirmó que los primeros disparos contra los manifestantes partieron de agentes de la Policía Federal (PF).
Tras el primer ataque por parte de la Policía Federal, fueron lanzadas bombas lacrimógenas contra el acto público que ocurría desde el sábado por la mañana y reunía a representantes de cuatro denominaciones religiosas, artistas, familias, profesores y estudiantes, además de militantes de los movimientos populares que integran el Frente Pueblo Sin Miedo y el Frente Brasil Popular.
El teniente-coronel de la policía de Paraná también confirmó que no hubo intento de invasión del edificio por parte de los manifestantes, como habían declarado los agentes de la policía federal para justificar la represión.
Y el Cuerpo de Bomberos informó a las 22h30 del sábado que ocho personas resultaron heridas y recibían atención en el local, entre ellas, cuatro niños. La ofensiva de los policiales sólo disminuyó después que se formó una hilera de mujeres para impedir que siguieran avanzando contra los manifestantes.
“Éramos un grupo de profesores, estábamos con los estudiantes, nos manifestando pacíficamente”, afirmó a los periodistas de Brasil de Fato la profesora Andreia Gimenez, que resultó herida tras un disparo de bala de goma. “Esto es para mostrar el golpe que estamos viviendo. ¿Hay ejemplo mejor?”, se lamentó.
Mientras los seguidores de Lula era atacados por las fuerzas de seguridad, un acto contra Lula ocurría a pocos metros de distancia, sin ningún tipo de interferencia. En el momento del aterrizaje del helicóptero en el que viajaba Lula, los manifestantes anti Lula arrojaron fuegos artificiales en la dirección de la aeronave, pero la policía no intervino.
El presidente del Partido de los Trabajadores de Paraná, Doctor Rosinha, afirmó que los primeros disparos partieron de los agentes de la Policía Federal mientras los líderes de la manifestación en defensa de Lula negociaban con los agentes las condiciones para seguir con la vigilia. Pocos minutos antes de la ofensiva policial, la justicia de Paraná había expedido una medida cautelar para restringir aglomeraciones de personas alrededor de la sede de la policía federal.
“Estábamos en el interior de la sede negociando cuando fuimos informados sobre  la restricción. Concordamos con la orden de desocupar la frente de la sede de la Policía Federal, pero exigimos también la desocupación por parte de los manifestantes contra Lula”, dijo en entrevista con Brasil de Fato. “Solo nosotros firmamos la orden, los otros no. Entonces los agentes empezaron a disparar. Dijeron que habíamos forzado el portón de vidrio, pero es mentira”, concluyó.
En el texto de la medida cautelar que justificó la actuación de la policía, el juez Ernani Mendes Silva Filho afirma que "el justo recelo de turbación o expoliación fue comprobado a través de los noticieros, que registraron los confrontos en diversas localidades - en especial en la sede del Sindicato de Metalúrgicos en São Bernardo do Campo - que dejó personas heridas, periodistas agredidos, así como actos de vandalismo en edificios públicos y privados, a ejemplo de lo que ocurrió en el inmueble de la Presidente del Supremo Tribunal Federal, algo inadmisible en el Estado Democrático de Derecho”.
Edición: Diego Sartorato | Traducción: Luiza Mançano

Nueve heridos tras represión policial frente a la cárcel donde retienen a Lula en Curitiba

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Sede de la policía de Curitiba, donde está recluìdo Lula. Foto: EFE
Al menos nueve personas resultaron heridas este domingo a la madrugada con disparos de bala de goma debido a la represión policial a manifestantes a favor del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva frente a su lugar de detención en Curitiba, en el sureño estado de Paraná, fronterizo con Misiones.
El incidente ocurrió en las puertas de las Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba poco después de la llegada de Lula para cumplir su condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción en la Operación Lava Jato, en medio de una gran conmoción política nacional.
“La Policía Federal comenzó a reprimir”, dijo el presidente del Partido de los Trabajadores (PT) de Paraná, Florisvaldo Fier, conocido como Doutor Rosinha.
Según la Policía del estado de Paraná, los incidentes ocurrieron debido a “la amenaza de invasión al edificio de la Policía Federal”.
Nueve personas, entre ellas un niño, debieron ser hospitalizados para atención médica, aunque ninguno de gravedad, según los bomberos de Paraná.
Lula llegó este sábado a la noche luego de casi 24 horas después del pedido de detención hecho por el juez Sérgio Moro.
El sábado, el juez Ernani Mendes Silva Filho prohibió manifestaciones y acampes en los alrededores de la sede de la Policía Federal de Curitiba en la que quedó alojado Lula, porque esas protestas “pueden ocasionar trastornos a los vecinos de la región y grave lesión al orden de la seguridad”.
Mendes Silva Filho advirtió que la “aglomeración de personas y movimientos que pueden ocasionar trastornos a los vecinos de la región y grave lesión al orden de la seguridad”.
La Policía no reprimió a los manifestantes a favor de la Operaicón Lava Jato que protestaban frente al edificio de la Policía Federal contra Lula.
El ex presidente pasó la noche en una sala de la Superintendencia de la Policía Federal que carece de rejas y funciona como su lugar de prisión.
(Información de Télam)


Por qué para la despedida antes de la cárcel el ex presidente eligió la sede de los metalúrgicos del ABC
Sao Bernardo, sindicato, vida y casa de Lula

Lula protagonizó el último acto público de esta etapa, antes de la cárcel, hablando desde la sede del sindicato metalúrgico que presidió por primera vez en 1975. Aquí las claves históricas y actuales del lugar donde el líder brasileño guionó su drama.
Imagen: AFP
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Dijo Luiz Inácio Lula da Silva que la frase se la había regalado una chica de quien no recordaba el nombre. La recitó así: “Podrán matar una, dos o cien rosas, pero jamás conseguirán detener la llegada de la primavera”. El punto clave no es solo qué dijo Lula antes de aceptar la prisión. Es también dónde lo dijo: en el Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, que tiene sede en Sao Bernardo do Campo. Pleno cordón obrero de San Pablo. Allí durmió las últimas dos noches antes de ir a la cárcel. Es la casa política de Lula. Tras la muerte de la esposa, hace un año, habría que quitarle la palabra “política” y dejarle casa. Es como su hogar, donde evita quedarse solo y refuerza el vínculo con los amigos y compañeros. La identidad más fuerte de su vida.   
“Aquí aprendí Sociología, Economía, Física, Química y aquí a aprendí a hacer política con miles de profesores, mis compañeros del sindicato”, dijo el tornero mecánico que ya lideraba a los obreros de las automotrices a los 30 años, en 1975.
“No voy a parar porque no solo soy un ser humano, soy una idea”, dijo antes de bajar del escenario y ser llevado en andas.
Lula no se pegó un tiro como los presidentes populares Getúlio Vargas y Salvador Allende. Por eso el discurso antes de ir preso tuvo más de mandato, hacia los otros y hacia sí mismo, que de legado póstumo. Estaba repartiendo la herencia en vida, decidido a protagonizar en plenitud la política de su país.

Getúlio

En 1954 el presidente brasileño Getúlio Vargas había perdido todo margen de maniobra, jaqueado por los conservadores. Tomó la decisión de matarse. Antes escribió una carta-testamento. “No me acusan, me insultan; no me combaten, me calumnian y no me otorgan el derecho a defenderme”, puso el 24 de agosto sobre papel. “Necesitan sofocar mi voz e impedir mi accionar para que yo no pueda continuar defendiendo, como siempre he defendido, al pueblo y especialmente a los humildes.” En otro párrafo recordó Getúlio que quiso “lograr la libertad nacional con la potenciación de nuestras riquezas a través de Petrobrás”, y que “la creación de Electrobras fue obstaculizada hasta la locura” porque “no quieren que el trabajador sea libre” y tampoco “que el pueblo sea independiente”.
Pasaron 19 años desde ese momento y el 11 de septiembre de 1973 a las 9.20 Salvador Allende habló por la única radio que no había sido silenciada por los golpistas de Augusto Pinochet, Radio Magallanes. “Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino”, dijo en ese texto asombrosamente poético para un hombre que ya había resuelto matarse. “Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”. Después se pegó un tiro con el fusil que le había regalado Fidel Castro.

Guión

Al revés de Getúlio y Allende, Lula no se mató. Pero también, como ellos, pareció tener noción exacta de la intensidad histórica que pesaba sobre el día en que sería apresado y quiso dominar el guión del drama.
Desde el escenario montado para una misa en honor de su mujer miró hacia abajo, donde estaban los obreros metalúrgicos, los militantes del PT y los miembros de los movimientos Sin Tierra y Sin Techo, los mandó besos insistentemente y les aseguró que no lo hacía “con segundas intenciones”.
“Cuando fui a la presidencia les dije que al terminar regresaría de donde había venido”, dijo. “Y aquí estoy, junto a mis amigos con los que comíamos pollo con polenta, los que ocupan un campo para crear una unidad productiva y los que precisan del Estado.”
Ayer les prometió que saldría de la cárcel “más fuerte e inocente, porque fueron ellos los que cometieron un crimen”.
En Brasil los metalúrgicos son como la suma de la UOM y del Smata de la Argentina. Representan también a los obreros de las automotrices, esas plantas gigantescas de los alrededores de San Pablo. Sao Bernardo do Campo es como el cordón industrial de Córdoba pero mucho más grande.
Lula vivía en Sao Bernardo y, de acuerdo a lo prometido, volvió a su departamento el 1° de enero de 2011, después de entregarle la banda presidencial a Dilma. La parte de las viviendas abarca barrios de construcción sencilla. Son casas o edificios que fueron modernizándose y llenándose de autitos y negocios durante los años de Lula Presidente.
En agosto del 2017 el sindicato de los metalúrgicos sirvió de sede para lanzar el Instituto Marco Aurélio García, dirigido por el ex secretario general de la Presidencia Luiz Dulci, una iniciativa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo que tiene a Lula de patrono. El título lo eligió él mismo. “Es una suerte ser el patrono en vida”, se rió. Y explicó ese mismo día que “la política y el fútbol son intensidad”. O sea: “Hay que tener la pelota, y si el contrario la tiene sacársela y conservarla, para avanzar”.
En 2002, antes de la primera vuelta que ganaría Lula en el comienzo de su consagración como presidente electo, el sindicato también era movimiento perpetuo, como suele definir Lula a la democracia. Y estaban los amigos del pollo con polenta, como Expedito Soares, abogado y ex metalúrgico de una fábrica de heladeras. Le contó entonces a PáginaI12 que Lula era un buen delantero, metedor, que antes de llamarlo Lula como el calamar, por los brazos que agarran a todos, por los bigotazos lo apodaban Taturana, “una oruga con unas espinas terribles, que quema”. Describió Soares que Lula era “un negociador habilidoso pero firme”, y que se acordaba de él en esa famosa asamblea a cielo abierto. Siguió hablando mientras los soldados le apuntaban con ametralladoras desde el cielo.
El bar del sindicato lo manejaba Luiza María de Faría. La llamaban “La Tía del Bar”. Tenía 64 años y 18 hijos de dos maridos, 14 nietos y cuatro bisnietos. Atendió a este diario en su bunker del tercer piso, rodeada de aceiteras y saleros. Luiza narró que había vivido 25 años en una favela. Su marido trabajaba para la Volkswagen y de ese modo se relacionó con los metalúrgicos. En la larga huelga de 1978, que duró más de 40 días y derivó en la prisión de Lula, guardaba documentación del sindicato en su casa. Dijo que cuando conoció a Lula se dijo: “Una madre que tiene un hijo así debe estar orgullosa, por la humanidad, por el coraje, por la sensibilidad ante la pobreza, porque para él todos son iguales”. La tía contó que todos debían lavarse el plato. Menos uno. “El resto no lo sabía, pero a Lula el plato se lo lavaba yo.”
“Tía, ¿por qué le dicen Tía?”, era la pregunta que faltaba.
Contestó la Tía sonriendo con sus ojos celestes bien grandotes: “¿Y por qué va a ser? El apodo me lo puso Lula, cuando lo visité en la cárcel”.
martin.granovsky@gmail.com

Lula da Silva: Nace 'Lula Libre', el campamento a pocos metros de la celda del expresidente brasileño

Menos de doscientos metros separan la celda donde está  Lula da Silva del campamento que han levantado sus simpatizantes con la intención de que permanezca en pie hasta que vean en libertad al exmandatario brasileño.
Simpatizantes de Lula Da Silva preparan el campamento/Reuters
Simpatizantes de Lula Da Silva preparan el campamento/Reuters
Menos de doscientos metros separan la celda donde está recluido Luiz Inácio Lula da Silva del campamento que han levantado este domingo sus simpatizantes con la intención de que permanezca en pie hasta que vean en libertad al exmandatario brasileño.
"Lula libre", así bautizó la militancia reunida en un cruce del barrio de Santa Cândida, en la zona norte de la ciudad de Curitiba (sur), el improvisado cuartel que comenzó a tomar forma en la mañana de este domingo con la distribución de tareas y la instalación de las primeras carpas.
El objetivo, resistir hasta conquistar la libertad de su líder porque "en este país todo funciona con presión", afirma Roberto Baggio, coordinador del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en el estado de Paraná.
El campamento espera la llegada de más de 30 autobuses de distintas partes de Brasil cargados de seguidores del tornero que se transformó en presidente y mito de la izquierda latinoamericana y hoy está confinado en una celda de 15 metros cuadrados para cumplir una pena de 12 años y 1 mes de prisión en régimen cerrado por corrupción y lavado de dinero.
"Estamos en vigilia permanente por la libertad de Lula. Mientras él esté, nosotros nos quedaremos"
"Estamos en vigilia permanente por la libertad de Lula. Mientras él esté, nosotros nos quedaremos", asegura Vanda Santana, miembro de la ejecutiva paranaense del Partido de los Trabajadores (PT), que fundó en 1980 Lula, su máximo e indiscutible líder.
La pasión de sus fieles continúa intacta a pesar de la histórica imagen de protagonizó anoche con su entrada en prisión en la sede la Policía Federal de Curitiba, que amaneció hoy blindada por medio centenar de agentes militarizados que han establecido un perímetro de seguridad a cada lado del recinto.
Bartiria Leima da Costa, de 62 años, está recién llegada de Río de Janeiro después de 18 horas de autobús y dice que ella "también es Lula" porque se siente criminalizada al defender, como su ídolo político, los derechos sociales.
"Nuestra Constitución está siendo rasgada. Es momento de lucha y resistencia. Tenemos certeza de que Lula no va a permanecer mucho tiempo aquí. Va a salir pronto", asevera.
Nelsa Fietkoski, de 52 años, y Waldir Cardoso, de 44, viven en el interior de Paraná y ya han pasado su primera noche en una tienda de campaña en compañía de amigos y una guitarra española. "Nos están quitando nuestra democracia", expresa el segundo.
Fietkoski afirma que se siente en la obligación de "luchar por Lula", una "figura honesta" a pesar de los siete procesos penales que acumula en la Justicia, la mayoría por corrupción. "Si hizo algún error fue poco, ¿no te parece?", comenta.
Una de las vecinas de la zona considera que es"una falta de respeto" la concentración permanente a favor de Lula. "A ellos también les robó"
La motivación de la marea roja que empieza a tomar posiciones contrasta con la desconfianza de los vecinos de la zona. Una de ellas es Ney Fátima, de 59 años, quien comenta que estos días son "complicados" y considera "una falta de respeto" la concentración permanente a favor de Lula. "A ellos también les robó", reclama.
Los organizadores dijeron que respetarán la ley del silencio desde las 22.00 de la noche hasta las 06.00 de la mañana y que no dificultarán el acceso de los moradores a sus casas.
El campamento en Curitiba se complementa con otro montado cerca de la Corte Suprema, en Brasilia, la capital del país, para "exigir", dice Baggio, a sus once magistrados para que "den la libertad a Lula y paren de perseguirlo". 

Lula pasa su primera noche en prisión mientras las calles estallan en protestas

Grupos de detractores y afines al expresidente de Brasil se manifiestan en Curitiba, en las inmediaciones donde Lula fue encarcelado y en otras ciudades del país como Sao Paulo, Brasilia o San bernardo do Campo. Nueve personas, resultaron heridas, entre ellas una niña y un policía.
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Luiz Inácio Lula da Silva en el momento de su ingreso en prisión
Las demostraciones de apoyo o rechazo ante el encarcelamiento del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se han sucedido en distintas ciudades de Brasil, al poco de conocerse que el expresidente se había entregado a las autoridades. Una de las más conflictivas tuvo lugar en la localidad de Curitiba, a las puertas de la sede la Policía Federal durante el ingreso en prisión del expresidente brasileño, donde nueve personas resultaron heridas, entre ellas una niña y un policía.
Los incidentes ocurrieron cuando aterrizó en el recinto el helicóptero en el que viajaba Lula y explotaron dos supuestos petardos en medio de la concentración de simpatizantes del exmandatario, según señaló la Policía Militarizada.
Los agentes federales que se encontraban en el interior de la sede policial reaccionaron entonces lanzando gases lacrimógeno que obligaron a los partidarios del líder del Partido de los Trabajadores (PT) a dispersarse calle abajo.
Las fuerzas de seguridad también hicieron uso de balas de goma contra la masa de manifestantes que apoyaban a Lula, quien se entregó hoy a las autoridades en Sao Paulo en cumplimiento del auto de prisión dictado el pasado jueves por el juez Sergio Moro. Ninguno de los heridos se encuentra en estado grave, si bien algunos de ellos fueron trasladados a hospitales de la zona, de acuerdo con el organismo.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se entregó a las autoridades tras abandonar este sábado la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo en medio de un tumulto. Lo hizo tras la misa que se celebra en memoria de su esposa, fallecida el año pasado, y para la cual el exdirigente ha salido por primera vez de la sede del sindicato, desde que se resguardara allí este jueves para evitar la cárcel. "Me entregaré porque no les tengo miedo. Demostraré que soy inocente", ha afirmado Lula.
Antes de entregarse, Lula hizo un emotivo discurso a las puestas del la sede del sindicato en el que afirmó ante sus seguidores que iba a cumplir con la pena de cárcel y ante la multitud que le pedía "resistencia" afirmó que "la muerte de un combatiente no para la revolución".
El primer intento de entrega ha tuvo que ser suspendido. El exmandatario, junto a su abogado, iba en un automóvil que se disponía a abandonar la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, su cuna política, pero masa humana no le permitió moverse, por lo que salió del vehículo y se dirigió nuevamente al interior del edificio.
"No estoy por encima de la Justicia. Si no aceptase la justicia no habría creado un partido político sino promovido una revolución", ha agregado
El expresidente también ha admitido que, cuando visitó recientemente la frontera de Brasil con Uruguay, le dijeron que atravesara la calle para refugiarse en el país vecino, o que pidiera asilo en la embajada de Bolivia, pero que les respondió que prefería enfrentar directamente a sus acusadores y que lo iba a hacer aceptando el mandato de prisión. "Lo hago porque sé que la historia va a probar que quien cometió un crimen fue el comisario que me acusó, el fiscal que fue injusto conmigo y el juez que me condenó", ha afirmado Lula. El fundador del PT ha denunciado ser "el único ser humano" procesado por "un apartamento que no es mío", en referencia al tríplex de lujo que la sentencia le atribuye en relación con el escándalo de corrupción de Petrobras, y por la que se le imputan doce años de cárcel. 

En compañía de Dilma Rousseff

Este sábado, Lula salía por primera vez en varios días de la sede del Sindicato Metalúrgico de Sao Bernardo do Campo. Allí se había refugiado el jueves para dilatar su ingreso en prisión, después de que el juez Sergio Moro dictara un auto de prisión inmediata y le conminara a entregarse antes de las 22.00 GMT del viernes por delitos de corrupción.
Tras afirmar el viernes que no se entregaría ante la Policía Federal, y finalmente no hacerlo en el tiempo contemplado por el juez Moro, Lula salía el sábado de la sede del sindicato para participar en una ceremonia en memoria de su esposa. El exmandatario se ha dirigido a una tarima improvisada en un camión instalado frente al recinto sindical, donde se ha oficiado una misa en memoria de su esposa Marisa Leticia, fallecida el pasado año, que en este día cumpliría 68 años.
El expresidente se ha mostrado tranquilo y ha estado, de nuevo, acompañado por la ex jefa del Estado, Dilma Rousseff, la cúpula del Partido de los Trabajadores (PT) y algunos de quienes fueron ministros en su gestión, como el excanciller Celson Amorim.
Miles de simpatizantes, que ya habían realizado diversos actos de apoyo hacia Lula, como una vigilia en la noche del jueves —durante la que Rousseff hizo pública su intención de presentar su candidatura al Senado brasileño— saludaron al exmandatario al grito de "Lula, guerrero del pueblo brasilero".
Según informaba también el diario brasileño Folha de Sao Paulo, el exlíder político habría alcanzado un acuerdo con la Policía Federal, con la que había intentado negociar para que la orden de prisión se materializara el lunes.
Sin embargo, esta primera propuesta habría sido rechazada por los agentes. Finalmente, con el objetivo de evitar enfrentamientos entre los cientos de militantes, simpatizantes y sindicalistas concentrados en la sede y los agentes que sean enviados para realizar la detención, Lula se entregaría de forma voluntaria. El acuerdo incluiría que la Policía Federal envíe un coche sin insignias para recoger al exmandatario, según los abogados del expresidente, citados por Folha.

Lula y la lucha en contra de las injusticias

Emir Sader silueta
por Emir Sader

Biografía
Emir Sader es profesor universitario brasileiro, autor, entre otros, de 'El nuevo topo - Los caminos de la izquierda latinoamericana' (Ed. El Viejo Topo).
La vida de Lula es la vida de las luchas en contra de las injusticias. Ahora él es víctima de la más grande, cometida en contra de un líder político en Brasil. Desde que nació, Lula peleó contra las injusticias que lo han victimizado como nordestino y niño nordestino. Luchó contra ese atropello y los que sufrió su madre, mujer nordestina.
Después, Lula siguió siendo víctima de las injusticias siendo limpiabotas y trabajador de oficina, entre otros empleos, como niño nordestino discriminado en Sao Paulo. Hizo un curso y se graduó como tornero mecánico. Pasó a ser víctima de la explotación laboral, situación que lo hizo perder un dedo en una máquina.
El camino para volverse líder sindical fue para dejar de pelear solamente en contra de los abusos de los que él era víctima. También contra los que afectaban a todos los trabajadores.
Cuando fundó el Partido de los Trabajadores y lanzó su candidatura a la presidencia de Brasil se comprometió a pelear contra todas las injusticias de que son víctimas todos los brasileños. Cuando se volvió mandatario del país pasó a combatir esos abusos y lanzó ideas para luchar contra los atropellos en todo el mundo.
Ahora Lula se ha vuelto víctima de la más grande injusticia contra un líder político en Brasil, de un proceso fallido, sin crímenes y sin pruebas, basado en la convicción de un juez partidario, apoyado en un power point ridículo, condenado por jueces que actúan, en su conjunto, para forjar una persecución con claro carácter político en contra de Lula.
Las personas fueron entrando en minucias, pensando en nombres insignificantes, como Carmen Lucía, Rosa Weber, Barroso, mirando a los árboles, dejando a un lado las dimensiones gigantescas de la injusticia que se comete en contra de Lula, resultado de la más odiosa persecución política.
Todo, en contraste con la grandeza moral y política de Lula, además del apoyo de masas, en su caso de amor correspondido con el pueblo brasileño. La forma en que él encara los abusos de que es víctima, las mentiras contadas sobre él, las campañas de difamación, revelan de cuerpo entero su carácter. En ningún momento, ni en los días de la decisión negativa de su habeas corpus por el Supremo Tribunal Federal (STF) al día en que decidió presentarse, su estado de ánimo ha cambiado. Siempre animó a las personas difundiendo la convicción de que va a superar ese obstáculo para que el desánimo y la desesperanza no se abatieran sobre las personas.
Lula no se quería presentar ante la justicia. La extraodinaria movilización popular frente al sindicato de los metalúrgicos, en la región del ABC, ha fortalecido esa posición. El factor decisivo para que los planes se alteraran fue la posibilidad de que el juez Sergio Moro decretara la prisión preventiva de Lula, a partir de la fecha y hora definidos para su presentación.
En ese caso, Lula perdería la posibibilidad de solicitar habeas corpus. El mismo STF perdería cualquiera posibilidad de intervenir, dejando a Lula absolutamente indefenso frente a Moro.
Fue a partir de esa situación que empezaron las negociaciones para la presentación de Lula. Él ya se había negado a presentarse en el día, hora y lugar definidos por Moro, apelando a la gran movilización frente al sindicato. Asimismo, los efectos de la decisión arbitraria del STF han fortalecido la versión de que Lula efectivamente es víctima de persecución política, de que las acusación en su contra no tiene fundamento, de que él se volverá preso político. Además, de que con la decisión apresurada de Moro queda plenamentre configurado que los riesgos de prisión alegados en el pedido del HC eran plenamente justificados, aumentando las posibilidades de que Lula logre un habeas corpus. Además, la posibilidad de una decisión favorable al restablecimiento del derecho constitucional a la presunción de inocencia, discusión en la agenda del STF la semana próxima.
Así, existe la expectativa positiva de que Lula pueda recuperar su libertad en un plazo relativamente corto. En ese caso su imagen, que ya cataliza hoy el desgaste de un sistema podrido, sin legitimidad, se fortalezca aún más. Además, de que durante el tiempo que esté preso habrá muchas movilizaciones de apoyo, visitas de grandes personalidades brasileñas y de otros países, haciendo de la detención de Lula un problema mucho más grande para los que lo han arrestado.
Ningún líder político ha captado los espacios nacionales e internacionales más importantes como Lula, ni puede volver a su sindicato y ser acogido de la forma tan extraordinaria, revelando cómo Lula siguió fiel a sus orígenes. Nunca antes la imagen de Lula se ha proyectado de manera tan formidable para todo el país. Nunca el brillo de un líder político fue tan alto, como la luz que proyecta Lula en estos días. En su discurso de despedida, antes de entregarse, retomó su historia política, recordó que fue en aquel sindicato donde se inició en la política y se construyó como dirigente. Concluyó recordando que las ideas no pueden ser aprisionadas.
El destino de Brasil sigue dependiendo de Lula. Ahora, el desafío es superar la monstruosa injusticia contra él para volver a combatir las injusticias que se cometen contra todos los brasileños.

Se clausura la ruta democrática

Por: Atilio Borón
Atilio Borón




Economista y periodista argentino, quien dirigió Clacso.
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El pueblo brasileño arropa a Lula. Foto: Francisco Proner Ramos
La decisión del Superior Tribunal Federal rechazando el pedido de hábeas corpus presentado por los abogados de Lula lo aparta definitivamente de la competencia presidencial y lo arroja a la cárcel, tal como con singular premura lo decidiera ayer por la tarde el juez Sergio Moro.
Lo que antes requería la intervención de las fuerzas armadas hoy lo hacen nuevos actores, convenientemente adoctrinados y entrenados por diversas agencias del gobierno de Estados Unidos con sus programas de “buenas prácticas”.
Estos seleccionan jueces, fiscales, legisladores y periodistas y les ofrecen cursos especializados sobre los temas de su incumbencia. Uno de esos jueces es precisamente Moro, que sin prueba alguna condenó a Lula a 9 años y seis meses de cárcel, lo cual quiere decir que aprendió muy bien las lecciones que le dieron en el país del norte.
El brasileño es tal vez el más famoso de los muchos jueces y fiscales latinoamericanos que participan en estos cursos de “buenas prácticas”. En su caso asistió al programa para instrucción de abogados ofrecido por la Harvard Law School y también en un workshop sobre lavado de dinero organizado por el Departamento de Estado, pese a que en Estados Unidos hay cuatro estados –Delaware, Nevada, Wyoming y Dakota del Sur– en donde se lava dinero de forma abierta y descarada. Moro aprendió que es una “buena práctica” condenar a un acusado aunque no haya evidencias del delito.
Lo mismo había pasado antes con la pandilla de maleantes y corruptos que se adueñó del Congreso brasileño, que sin prueba alguna condenó a Dilma Rousseff por corrupción para luego destituirla en un proceso escandaloso que hundió a los legisladores de ese país en la cloaca más maloliente de la política internacional.
Pero no basta con jueces y fiscales para concretar los planes destituyentes del imperio. También se necesitan periodistas que aprendan y apliquen las malas artes de la mentira sistemática, la desinformación, la fabricación amañada de consensos, pergeñar y manipular a la opinión pública con vistosas “pos-verdades” y blindar mediáticamente a los gobernantes y políticos amigos y para linchar mediáticamente a los indeseables.
No es casual que las opiniones vertidas por las oligarquías mediáticas sean insólitamente tomadas como “pruebas” por esos jueces o fiscales cuyos cerebros fueron prolijamente lavados en Estados Unidos. Por algo el ex presidente Rafael Correa señala que el obstáculo principal que se interpuso a todos su planes de gobierno fueron los medios de comunicación, controlados a voluntad por la oligarquía financiera y sus aliados.
En el caso argentino el blindaje de los gobernantes y políticos amigos es impresionante. Por ejemplo, el tema de los Panamá Papers ha desaparecido por completo como también lo hizo el incendio intencional de Iron Mountain en donde perdieron la vida diez bomberos y se convirtieron en humo documentos y testimonios de suma importancia.
En Brasil, actor principalísimo de la condena a Lula y la destitución de Dilma fue la Red O Globo, violando como casi todos sus congéneres en toda América Latina las reglas de una nobilísima profesión. En lugar de periodismo lo que hay, salvo honrosas excepciones, son dispositivos de propaganda sólo interesados en promover determinados intereses económicos y políticos y encubrir los delitos de sus aliados.
Pero no basta con jueces y periodistas corruptos: se precisa también contar con legisladores inescrupulosos dispuestos a lo que sea “si el precio es el correcto”. Estas categorías sociales han sido entrenadas por décadas por el gobierno de Estados Unidos en lo que sería el sustituto funcional de la tenebrosa Escuela de las Américas.
El imperialismo incorporó a sus dispositivos de dominación el mal llamado “golpe blando”, que en los hechos es una estrategia de destitución de gobiernos progresistas –incluso aquellos que son tan sólo díscolos antes las órdenes de la Casa Blanca– que provoca poco después un verdadero baño de sangre.
Para quien tenga dudas basta observar lo ocurrido en Honduras o lo que viene ocurriendo en Paraguay o en Brasil, con Río de Janeiro completamente militarizada, y con víctimas como Mariella Franco, crimen escandaloso que no se pudo tapar como sí se hizo con el asesinato de Paulo Henrique Dourado, concejal de la populosa barriada carioca de la Baixada Fluminense ocurrido apenas una semana después del crimen perpetrado contra Mariella.
Al pisotear los preceptos constitucionales el Superior Tribunal Federal deslegitima la democracia y arroja a Brasil a los brazos de la violencia. Demuestra que de ahora en más nuestros pueblos tendrán que idear otras estrategias de conquista del poder, porque la ruta de la democracia parece desembocar fatalmente en la venganza reaccionaria con la bendición del imperio. No hay muchos dispuestos a tolerar este resultado.

Opinión
Imagen: AFP
PÀGINA 12  - 08 de abril de 2018
Cincuenta y cuatro minutos. Esa la duración del discurso de Lula a la multitud reunida frente al Sindicato de Metalúrgicos en San Bernardo, al mediodía de ayer.
En esos minutos, Lula volvió a ser el veterano líder sindical cuya capacidad más visible fue siempre negociar, y cuya característica más evidente ha sido la tenacidad.
Hizo un recorrido de las historias de huelgas que hicieron historia, pero se concentró especialmente en una, la de 1980, en que los sindicalistas tuvieron que conceder y él fue detenido.
Resumiendo: recomendó a los miles de militantes que se concentraban delante del Sindicato de Metalúrgicos que hay veces en la vida en que hay que aceptar la derrota para luego seguir adelante.
Mientras lo oía, recordé frases de mi hermano mayor, Eduardo Galeano: “para saber cómo levantarse, hay que saber caer”. Y otra: “para saber cómo ganar, hay que saber perder”.
Lula, ayer, perdió.
Lula, ayer, ganó.
Perdió porque el sistema judicial brasileño está plagado de vicios y cobardías, de omisiones cómplices.
Fue juzgado en un proceso que es una formidable colección de vicios y arbitrariedades. No hay una única y miserable prueba de lo que dicen que cometió. Todo surgió en una crónica indecente del diario O Globo. Y luego se sostuvo con las declaraciones de un empresario de construcción que hizo un acuerdo de “delación premiada” con un juez de provincias que se asume como una especie de justiciero fundamentalista, actuando por encima de la misma Constitución.
La cosa es así de sencilla: para ver reducida su sentencia, un preso dice lo que quieren los fiscales que diga.
Yo, por ejemplo, podría decir que tuve un tumultuoso affaire con Mirtha Legrand a fines de los años 60. O que soy el verdadero padre del padre del presidente Mauricio Macri.
Con tal de ver reducida mi condena, admito eso y mucho más.
Pues así se condenó a Lula da Silva por haber recibido como coima, como soborno, un departamento que nunca fue de él.
Dos imágenes, sin embargo, se clavaron en mi alma ayer.
La primera: Lula hablando a la multitud por casi una hora, iracundo a veces, conmovido otras, y en seguida siendo cargado en hombros en el trayecto del palco hasta el interior del Sindicato de Metalúrgicos, luego de haber anunciado que se entregaría a la Policía Federal.
En su discurso, Lula admitió sus culpas: haber sacado Brasil del mapa mundial del hambre, haber creado en ocho años más universidades que en los cien años anteriores, haber creado programas de inclusión social que jamás habían siquiera entrado en los sueños de los desvalidos y abandonados de siempre. Esas sus culpas, dijo, y en ese punto tiene razón: las élites brasileñas, que además de un profundo y mal disfrazado perjuicio racial siempre tuvieron un muy fuerte perjuicio social, jamás lo perdonaron.
La segunda imagen: militantes impidiendo que el auto, un Corolla en que estaba Lula, lograse salir del Sindicato.
Luego de casi dos horas, Lula salió. Caminando, altivo. Como él mismo había dicho en su discurso, “mi madre me hizo de cuello corto para que yo nunca tuviera que bajar la cabeza”.



Lula, el fascismo y la esperanza
No hay eufemismos que valgan: Brasil muestra en estas horas lo peor y más descarnado del fascismo contemporáneo. Sacar a Lula de la carrera presidencial, y meterlo preso, es una decisión del fascismo brasileño.
Desde los llamados medios –que en realidad son enteros en su misión de engañar– se inventó la absurda condena y veloz prisión. Sin ninguna prueba, ninguna, de que el expresidente brasileño haya cometido hecho ilícito alguno. 
Carece de importancia el departamento en supuesto pago de una supuesta coima, que ni siquiera es delito probado en tanto es apenas “convicción” de un juez mediático al servicio de la Rede Globo. Pudo ser un Rolls Royce obsequio de la reina de Inglaterra, o un flirt con Natalia Oreiro, o un avión regalado por algún narcotraficante. Cualquier fábula disparatada podía servirle a Sergio Moro y/o a cualquier otro juez o fiscal equivalente en prevaricación, de los que hay tantos, muchísimos, allá y acá.
A la operación del grupo Globo, camarada de los mentimedios argentinos, se sumó la prédica de varias décadas de docencia reaccionaria a cargo de decenas de iglesias truchas y abusadoras de la ingenuidad popular. Que en Brasil tienen un inmenso poder. Dizque misioneras, salvadoras, milagreras, allá están –como aquí cada vez más, y auspiciadas por casi todos los gobiernos, nacionales y provinciales– para formatear la ignorancia de millones de seres humanos, pobrecitos, que hartos de ser estafados creen cualquier cosa.
Con esos ingredientes –mentiras, falsas convicciones, carencia de pruebas y mucha bulla en la televacía nacional– y con poderes judiciales, con minúsculas, que son proverbialmente injustos servidores del poder de turno, hoy se puede condenar a cualquier persona. Sobre todo si esas personas tienen influencia, ideas, reconocimiento y trayectorias de decencia y honradez. Y ni se diga proyección política, como es el caso de Lula da Silva, cuyo techo político es todavía, y a pesar de estas bestialidades jurídicas, incalculable.
Es claro que las excepciones a estos barbarismos políticos y judiciales –que las hay, claro, allá y acá– son simplemente sólo eso: excepciones. Porque la regla epocal, el sello de estos tiempos, es la mentira y el engaño; la estafa y la frivolización; el aborregamiento de las masas que “creen” en lugar de pensar. 
Así los medios y la telebasura, de Brasil pero también de todo el continente –y del mundo si me apuran– inventó y plantó y regó esta red destructora de una de las figuras políticas más interesantes, atractivas y reformistas de Nuestra América. Y lo hizo con la misma estrategia que impera entre nosotros y que se impuso hace años en la hermana república de Chile, que hoy encabeza el ranking mundial de desigualdad social. Como el monstruo invertebrado y sigiloso que es, capaz de entrar en todos los hogares y someter todas las mentes y todos los corazones, se impone día a día y hora a hora abusando de “la pobre inocencia de la gente” (León), ésa que “le cree a las revistas” (Charly) y a la tele, y ahora a las infamias reproducidas al infinito por las llamadas redes sociales, que en realidad son antisociales e incluso contrasociales. 
Es por eso que los viejos diarios y la vieja tele, ahora evolucionados a cables y netflixes, de manera cada más precisa y veloz y voraz, ahora también se apoderaron aquí –servidos por el gobierno actual– del universo óptico de las telecomunicaciones. Ese nuevo, gigantesco e irrefrenable sistema tecnológico al servicio de negocios fabulosos e ilícitos casi todos, encargado de ejecutar el arrasamiento de todos los principios y normas constitucionales.
Entonces la pregunta es: ¿quién detiene a estos tipos, estos medios, estos jueces, estos gobiernos, esta maldad de traje y corbata y coches suntuosos que llaman de “alta gama”? ¿Quién los para ahora que vuelven a enfermar de antidemocracia a las fuerzas armadas que tanto costó democratizar? ¿Quién, si el único argumento final de estos tipos son las fuerzas de choque y el chocobarismo santificado por una montonera conversa al servicio de tenedores de Panamá Papers a rolete? ¿A qué magistratura recurrir, a qué justicia?
El panorama es desolador. En Brasil y también aquí, donde el silencio del gobierno sólo se puede leer como complicidad. Aquí donde se desplaza al fiscal de la causa escandalosa del Correo y la familia presidencial. 
Entonces lo que nos queda es primero enterarnos. Y refrescar la memoria de los conscientes que aún quedan, diciéndoles que esto se llama Fascismo. Y que así funcionó siempre. En Europa y en Asia y en África, y en toda América. 
Refrescar la memoria es necesario, y con las palabras precisas: cuando los fascistas proceden, como ahora contra Lula en Brasil, eso es sólo espejo de lo que nos pasa y seguirá pasando con estos tipos que marchan día a día hacia el funeral de la democracia. 
Lo que en estas horas se vive en Brasil equivale a un golpe de estado. Sin disimulo, sobrado de hipocresía, con un cinismo fenomenal que en todo el continente cuenta con “periodistas” –y hay parvas de ellos– que son capaces de justificar lo que sea. Y así lo hacen.
En ese espejo debemos mirarnos hoy. Pero no para llorar y desesperarnos, sino para remontar. Porque la esperanza no muere, a pesar de todo. Y porque a pesar de dirigencias que muestran sus mezquindades a diario, la esperanza se sigue llamando democracia, paz, conciencia cívica y sobre todo decencia. 
En países de corruptos a mansalva, la esperanza está en no serlo. En países de mentirosos, la esperanza es no mentir. En países ganados por el fascismo, la esperanza y carta de triunfo está en pensar y decir lo que se piensa, y luego actuar como se dice. Sólo así la política es digna y es buena, y vence, como siempre venció, a los fascistas.


Un método perfeccionado
Imagen: AFP
La prisión de Lula es el golpe final a la democracia en Brasil, con inocultables consecuencias que se expanden por la región. Pero es también la puesta en práctica de un método político autoritario y antidemocrático ahora perfeccionado y antes ensayado en otros países latinoamericanos (Honduras y Paraguay sirven como ejemplo). En Brasil tuvo su prolegómeno en la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff, tan viciada de ilegitimidad como la actuación que ahora lleva adelante el juez Sergio Moro. Poco se puede agregar a todo lo dicho y siempre se corre el riesgo de caer en las obviedades. Sin embargo también es útil reflexionar sobre lo elemental, especialmente cuando los actores inmediatos preanunciaban desde hace mucho tiempo un final como el que ahora estamos observando sin que hayan sido capaces de articular una respuesta capaz de ponerle límite al atropello.
Lo ocurrido con Lula es un golpe contra la democracia llevado adelante con nuevos métodos por los mismos poderes que en momentos históricos no lejanos usaron a las fuerzas armadas de nuestros países para imponer a sangre y fuego sus intereses.
No hace tanto y tras largos años de resistencia y de lucha, los actores populares lograron revertir la situación y avanzaron en procesos de restitución de derechos, aún en el marco de una "institucionalidad" apoyada en normas construidas por los poderes fácticos y nunca favorables al interés popular. Aún así el voto popular le abrió paso a liderazgos también populares o emparentados con lo popular que avanzaron hacia la restitución de derechos. Incluso con distintas formas e intensidad se llegó a sancionar, usando las mismas normas de la "institucionalidad" coja, a quienes violaron los derechos humanos, demolieron y arrasaron la vida de miles de personas. Argentina ha sido un ejemplo en ese sentido. Fue una gesta de enorme envergadura en condiciones adversas.
Pero en la historia de la humanidad no existen triunfos definitivos, de una vez y para siempre. El enemigo de los pobres y de la democracia como sistema nunca se retiró del escenario. Se replegó, se mantuvo oculto pero constantemente operando. Algunas veces desde las sombras, otras a la luz pública. Persistentemente actuante, agazapado y sin abandonar sus intereses. Esos enemigos del pueblo y de la democracia perdieron batallas. Las mismas que el pueblo festejó en las calles y en las plazas de nuestras ciudades latinoamericanas. Fueron victorias importantes, significativas. Pero no definitivas.
Ahora el método se ha perfeccionado y esto incluye no dejar muertos ni construir héroes. No se mata con tiros, sino con el desprestigio y la descalificación ética de quienes lucharon por los derechos ciudadanos. No se tortura físicamente, se difama para destruir moral y psicológicamente. Ya no habrá "héroes" a los que ensalzar y reivindicar sino "corruptos" sin valores para acreditar. Es lo que pretenden.
Lo ocurrido ahora en Brasil deja en evidencia lo anterior. El sistema capitalista y sus artífices perfeccionaron el método. Ahora utilizan los mecanismos de la democracia formal, "la institucionalidad" democrática acomodada a su medida, para imponer sus condiciones. Se condena sin pruebas y en base a la "intima convicción" alimentada antes y sostenida después por las corporaciones mediáticas que expresan el poder real. Y la Justicia quedó restringida, dañada y sometida al Poder Judicial que ni siquiera se atiene a las leyes porque actúa por cuenta y orden del poder, sin que existan pruebas para condenar o leyes a las que sujetarse. En Brasil, pero también en la Argentina.
Hay condenas mediáticas que son resultado de operaciones que incluyen el uso intensivo de las tecnologías y que están comandadas por grupos concentrados de comunicación que operan bajo el mismo mandato, imponen sentidos ordenadores, formas de entender el mundo, manipulan información, silencian actores y, sobre todo, mienten sin restricciones y sin sanción alguna, ni moral, ni ética, ni política, ni penal.
El método ha sido perfeccionado. Se reemplazaron soldados por jueces y comunicadores funcionales al poder. No se abandonó la fuerza de las armas, pero estas llegan en un segundo momento para garantizar lo que ya ha sido demolido por el poder mediático sumado al poder judicial. Mientras ello ocurre los verdaderos operadores del poder, los dueños del capital nacional y transnacional, operan a control remoto, fuera de la línea de fuego, sin ensuciarse las manos y amparados en una "institucionalidad" aplicada a su antojo, acomodada su medida y usada en su beneficio.
Frente a semejante situación la pregunta, planteada casi desde la impotencia, sería ¿qué alternativa queda para la vigencia plena de derechos y para los sectores populares en el marco de esta institucionalidad presuntamente democrática pero vacía de democracia real? Porque parece evidente que quienes hoy ejercen el poder en la región y en el mundo han secuestrado a los intereses ciudadanos a través de la operatoria perversa de recursos comunicacionales y jurídicos ajustados a sus intereses y a sus proyectos.
En Brasil ya ocurrió un capítulo decisivo. En Argentina se corre el riesgo inminente de transitar por la misma vía. Habrá que colocar las barbas en remojo, aprender mirando lo ocurrido al vecino y poner toda la creatividad y la voluntad para no terminar en la misma fosa. Como bien ha dicho Lula "la lucha continúa". Hay que evaluar la situación y revisar los métodos para que los sueños no terminen también en prisión.

Opinión
El golpe brasileño y los argentinos
En Brasil se acaba de producir la quiebra del proceso de democratización de América del Sur, iniciado con la asunción de Raúl Alfonsín a la presidencia argentina en 1983. Y vale recordar que la democracia se recuperó después de un proceso de golpes de estado y dictaduras que se inició, justamente, en Brasil en 1964 con el golpe contra Joao Goulart. Esos golpes que recorrieron la región tuvieron, en todos los casos, el sello indeleble del pentágono norteamericano y de la doctrina de seguridad nacional nacida en su cuna. En su momento, el ideólogo del poder estadounidense Samuel Huntington colocó el proceso de democratización de nuestra región en el ciclo histórico iniciado por la caída de la dictadura portuguesa en 1984 y seguida por la muerte de Franco en España. Esa “ola democrática” cubre, según el nada neutral punto de vista de Huntington, los años que van desde 1974 hasta la caída del muro de Berlín en 1989.
Hasta aquí parece que todo esto no tiene nada que ver con el golpe de estado contra Lula perpetrado por las élites brasileñas, y trabajadas por el imperio; no otra cosa es lo que alimentó la payasada judicial que agravia hoy a Brasil. Mucho menos tendría que ver con los argentinos que podríamos mirar para otro lado y hacer de cuenta que no pasó nada en el país vecino. Sin embargo tiene mucho que ver. Si miramos con un poco de atención vamos a descubrir una interesante correlación. Los quince años que van de 1974 a 1989 son –claro, de modo aproximado– los años que el análisis histórico atribuye a la consolidación de la globalización neoliberal: en 1971 Nixon suspendió la convertibilidad del dólar y el oro y lanzó la ofensiva del capitalismo concentrado de las finanzas hacia la plenitud del poder político. ¿Cómo puede pensarse este significativo paralelo? ¿Cómo pueden coincidir en el tiempo los procesos de recuperación democrática y los de la transformación del capitalismo nacional-industrial-social emergido triunfante de la segunda guerra en el nuevo capitalismo de la timba financiera que se ensancha día a día? Claramente no es un tema que pueda agotarse en una nota periodística, pero si eso fuera posible la nota no sería esta. El hecho real es que las democracias globalizadas, que sucedieron a las añejas dictaduras de signo militar, tienen algunos rasgos más o menos comunes. Son todas democracias de partidos. En todas ellas funciona la alternancia –es decir cambios periódicos pacíficos del signo político del gobierno–. Y funcionó hasta el final del siglo pasado una suerte de pacto no escrito en cuyo marco había cosas que no se podían hacer, particularmente afectar los intereses y los negocios del sector dominante del país. Eso está magníficamente ilustrado, por ejemplo, en el libro del chileno Carlos Ominami Secretos de la Concertación. Este pacto no escrito de las democracias neoliberales se quebró a principios de este siglo. En nuestra región el repertorio de las democracias “controladas” dejó de ser el único juego que se puede jugar.
Que las élites locales e internacionales quisieran sacarse de encima a las paleodictaduras es fácil de explicar. El abuso de poder corporativo por los caudillos autoritarios, la exposición de los militares a situaciones críticas y a bandazos ideológicos, como se experimentó alguna vez en Bolivia y en Perú en los años setenta, y el factor de incertidumbre que siempre tiene un proceso no sujeto a reglas ciertas, entre otras muchas cosas, lo explican. El éxito de las transiciones democrático-liberales consistió en sacar del escenario central de la discusión y de la lucha política cualquier idea de transformación del carácter de nuestras democracias. “Aventuras antisistémicas”, “utopías trasnochadas” fueron los anatemas más habituales que la ciencia política oficial asignó a los programas revolucionarios y hasta los reformistas un poco más profundos. El idioma de la defensa de los recursos naturales, el repudio del colonialismo en Malvinas, la distribución justa del ingreso fue declarado caduco. Se impuso la democracia como el nombre de una maquinaria institucional cuyo funcionamiento estable y regular es el único bien al que podemos aspirar. Claro que las elecciones y un grado de respeto por el cuerpo y la libertad de las personas no eran promesas menores después de la barbarie dictatorial.
El caso es que la crisis del consenso de Washington creó las condiciones para que el contrato neoliberal se rompiera. Que se rompiera no significa, desgraciadamente, que se lo reemplazara por un nuevo contrato claro y superior. Pero esos juicios conviene dejarlos para una historia que pueda escribirse cuando hayan pasado algunos años. Los gobiernos “populistas” sudamericanos de los primeros años son el signo definitivo de lo que las élites de la democracia neoliberal –locales y extranjeras– no pueden admitir. Naturalmente, por ahora, el asalto y la recuperación del poder no pueden asumir las formas antiguas de la intervención militar y la violencia sin reglas. Se recurre a sistemas judiciales corruptos, el aparato monopólico de comunicación, servicios de inteligencia que trabajan en redes de conexión internacionales y políticos dispuestos a alinearse. Pero los hechos de Brasil quebraron la línea de los golpes blandos. En Brasil hubo una advertencia de los altos mandos del ejército dirigido al tribunal encargado de dictaminar sobre el hábeas corpus presentado por el líder político brasileño: si Lula queda en libertad el ejército tomaría las armas. Si todavía se habla de Brasil como una democracia, es porque hay muchos que no quieren nombrar al demonio.
El mensaje del poder en Brasil tiene un enorme alcance regional. Es una declaración de guerra preventiva, es el aviso de que no se tolerarán hacia el futuro liderazgos y proyectos que pongan en juego la “paz de los poderosos”. Si con los medios y con los jueces no alcanza, está en pie el recurso extremo para la defensa de los negocios y su sacrosanta libertad. Es indispensable pensar la política en nuestro país en los años que vienen a partir de esta novedad que trae la experiencia brasileña. Todavía la normalidad neoliberal no ha sido alcanzada. Ni en Brasil ni en Argentina. La gran diferencia entre las dos situaciones es el origen electoral del actual gobierno argentino y la manifiesta ilegitimidad de su par brasileño. La derecha brasileña carece hoy de un instrumento político para generar una mayoría electoral. Por eso no podía admitir la participación de Lula en los comicios. La derecha argentina tiene su instrumento electoral; lo construyó exclusivamente sobre la base de la demonización de la experiencia de los gobiernos kirchneristas. Y lo construyó en la calle con marchas y con cacerolas. Parece un importante signo diferencial entre los dos procesos políticos y dos historias nacionales. Siempre se ha destacado la continuidad de las instituciones en Brasil, aún en épocas dictatoriales. Y se resalta ese factor en contra de las rupturas permanentes en la Argentina. Visto así, es una clara ventaja para los vecinos. El problema está en la contrapartida de la cuestión. En el hecho de que la historia argentina –particularmente desde la década del cuarenta del siglo pasado– consolidó la existencia de una roca dura de sindicatos, organizaciones sociales y, por sobre todo, una especial capacidad de movilización y de resistencia popular a proyectos antipopulares. La retahíla macrista tiene algo de cierto: Argentina es un país “menos confiable” para los grandes inversores globales (léase los grupos concentrados del poder financiero). Es demasiado igualitaria, demasiado sindicalizada, demasiado industrialista, demasiado “politizada”.
En la práctica, Brasil ha sido colocado en la situación de globo de ensayo para un cambio drástico en el modo de dominación a escala regional. El Brasil de hoy tiende a ser tan “democrático” como el régimen argentino entre 1955 y 1973, en el que se gobernaba sobre la base de la proscripción del principal líder político del país y de cualquiera que hablara en su nombre. Que una situación de facto, como la que rige en el país hermano se consolide y alcance legitimación jurídica y política sería la consumación de un plan que pondría un obstáculo muy importante a nuestra propia vida democrática. La proscripción política parece una herramienta central para el objetivo de estabilizar regímenes restauradores: ocurrió en Ecuador, ocurre en Brasil. Para saber qué nos toca a los argentinos, basta con mencionar los zócalos de TN dando cuenta de la prisión de Lula y preguntándose “inocentemente” por qué no pasa lo mismo con Cristina.
En nuestro país el objetivo oficial –habitualmente confundido con la realidad– es la desarticulación y debilitamiento definitivo de la fuerza que gobernó al país entre 2003 y 2015. Si, y solo si, esa fracción política queda fuera de juego puede reconstruirse el juego de la alternancia pacífica y el pacto no escrito de la democracia neoliberal. Eso no equivale a confundir esta premisa con el predicado de la necesidad de un “regreso” de esa fuerza. Tampoco que esa fuerza sola alcance para ganar una elección. Significa que su presencia y su influencia es un factor disruptivo –claramente el principal– que le quita consistencia al dominio neoliberal; no como alternativa electoral en sí misma sino como componente necesario de un nuevo reagrupamiento popular para la próxima etapa. Y justamente es el esfuerzo por evitar que el régimen ilegal y autoritario de Brasil adquiera esa consistencia el que demanda una clara movilización popular argentina en solidaridad con el pueblo brasileño y con Lula, su principal líder. Eso, hoy, equivale a defender la democracia en Argentina.


Un paralelo entre la historia de Brasil y la historia de su mayor líder histórico
Lula para principiantes
Los habitantes de un país suelen hablar de otro utilizando como referencia la propia historia. Así sucede a veces con los argentinos y Brasil. Aquí el secretario de Clacso ofrece otra mirada, más real y más compleja.
Desde Brasil
“Brasil no es para principiantes”, sostuvo con su poética despiadada Tom Jobim.
Entender este país exige una inmensa capacidad de imaginación sociológica. El Brasil de hoy conserva sus marcas históricas, la sociogénesis de un pasado que revive día tras día en la prepotencia de sus élites, en la persistencia de sus estructuras esclavistas y en un sistemático desprecio hacia la democracia y hacia los derechos de casi todos sus habitantes, transformados en extranjeros dentro de una nación sin patria.
La historia de Brasil ha sido modelada a golpes y engalanada por narrativas indulgentes que han pretendido explicar lo inexplicable. En definitiva, aunque todo funcione mal, Dios y la alegría son brasileños. ¿Qué más se puede pedir?
Un país cuya independencia fue proclamada por un príncipe, hijo del rey de Portugal, que se consagró emperador “constitucional” y defensor perpetuo del país. Una nación independiente que nació como imperio. Un imperio que permanece hasta hoy gobernado por sus dueños.
Así, la democracia ha sido una excepcionalidad en la historia brasileña. A falta de democracia política y social, Brasil inventó la “democracia racial”, una ficción doctrinaria que bien podría haber servido para construir el imaginario de una sociedad igualitaria, pero que se transformó en el mito que oculta un racismo institucional que transforma a millones de seres humanos en sujetos del desprecio y la exclusión. En la segunda nación con mayor población negra del planeta, la historia la escriben los blancos, el poder y la riqueza la acumulan los blancos, las oportunidades las secuestran siempre los blancos. Los blancos, esos que viven indiferentes ante la violencia y la segregación de los ciudadanos y las ciudadanas silenciados, invisibilizados, abandonados: pobres, negros, campesinos, indígenas, mujeres y niñas violentadas, violadas, seres humanos sin techo, sin tierra, sin nombre, sin derechos.
Brasil, un país continental, repleto de golpes. Y de mentiras. Cuando el régimen militar derrocó al presidente democrático João Goulart, en 1964, prometió restablecer el orden institucional en apenas un día. Permaneció en el poder 21 años. El primer editorial de diario O Globo, después del golpe, sentenciaba: “resurge la democracia”.
Y la democracia resurgió, pero dos décadas más tarde, sustentada en una ley del olvido y de la impunidad frente a los crímenes militares. Nadie sería juzgado. Nadie condenado. El poder se delegó en un presidente elegido de forma indirecta, sin el voto popular, que murió antes de asumir el cargo, transfiriendo así el mandato a un cacique inexpresivo y gris, con aspiraciones de poeta mediocre y heredero feudal de una de las regiones más miserables del país. La democracia quiso resurgir, pero no pudo.
Recién en 1989 se realizarían las primeras elecciones presidenciales desde 1960. Durante casi 30 años, Brasil había conseguido vivir al margen de la más diminuta e imperceptible democracia representativa. Sus élites, sin embargo, explicaban que el período de excepción dictatorial había constituido un verdadero “milagro”, y así comenzó a ser llamado el particular proceso por el que una nación que llegó a crecer más de 30% en apenas un año, pudo transformarse al mismo tiempo en una de las sociedades más injustas y desiguales del planeta.

La ruptura

La historia brasileña desde los años 90 es, más o menos, conocida. Fernando Collor derrotó a Lula con el apoyo solidario de la Red Globo. Collor fue destituido y asumió Itamar Franco, que no hizo casi nada, aunque era bonachón y solía fotografiarse cerca de muchachas sin ropa interior, lo que hizo pensar a muchos que se trataba de un buen presidente. A Itamar lo sucedió el príncipe de los sociólogos, Fernando Henrique Cardoso, que también derrotó a Lula y exigió que, quienes conocían su pasado, olvidaran todo lo que había escrito. En 1998, Lula volvió a ser derrotado por Fernando Henrique, que además de avanzar en un plan de privatizaciones, nunca revirtió y, en algunos casos, empeoró las ya deterioradas condiciones de vida de los más pobres. Durante sus dos mandatos, la pobreza creció o se mantuvo estable, alcanzando, en 2002, al 31,8% de la población. Ese año, Lula ganaría finalmente las elecciones presidenciales.
El ocaso del gobierno Cardoso significó el agotamiento o, por lo menos, el profundo deterioro de un modelo de acumulación y dominación que había imperado desde la transición democrática. A pesar de la crisis del régimen, las élites brasileñas confiaban en que Lula no significaría una amenaza a sus intereses corruptos y mezquinos. Razones tenían. El ex líder metalúrgico, había escrito una carta al pueblo brasileño en la que prometía no amenazar la riqueza y las propiedades de los más ricos, sino desarrollar un programa de inclusión social que sería beneficioso para el país. Si le creyeron porque no les quedaba otro remedio o porque confiaron en que, finalmente, lo habían derrotado, no podremos saberlo. Lo que sí sabemos es que el ex líder metalúrgico no mintió y desarrolló un inédito programa de reformas sociales cuyos resultados fueron excepcionales.
La pobreza bajó significativamente, reduciéndose en 12 años más del 73%. La llamada pobreza crónica pasó del casi el 10% al 1%. Todos los sectores sociales aumentaron sus niveles de ingreso. Los más ricos, por ejemplo, 23%. Pero los más pobres, 84%. Brasil dejó de ocupar el humillante mapa del hambre de la FAO, ampliando oportunidades y condiciones de bienestar hasta entonces inimaginables entre los sectores más pobres del país.
Pero los grandes indicadores sociales, educativos y económicos, en definitiva, el excelente desempeño de su gobierno, no fue lo que dotó a Lula de inmenso reconocimiento y aprobación. Lo que lo transformó en un verdadero mito, en una personalidad de culto y admiración por parte de los sectores populares, fue el carácter fundacional que adquirió su mandato. Los pobres pueden no codificar la sociología o la economía con los encriptados códigos teóricos de los intelectuales, pero no por eso son menos sutiles y perspicaces a la hora de comprender su propia realidad social.
Los pobres saben, por ejemplo, que el ingreso tiene que ver con sus capacidades y oportunidades de bienestar. Así, operacionalizan esta evidencia en indicadores muy concretos, por ejemplo, tener o no acceso a mayores y mejores niveles educativos, tener posibilidades de acceso al crédito que permite comprar una casa propia o algunos bienes de consumo básicos, tener energía eléctrica, cloacas, agua potable y, cuando exageran en sus aspiraciones de bienestar, poder viajar a visitar sus seres queridos en avión.
Todo esto, que constituye un inventario de derechos y oportunidades básicas en cualquier república moderna, nunca había estado al alcance de millones de brasileños y brasileñas. El gobierno de Lula, y posteriormente el de Dilma, ofrecieron, por primera vez, la oportunidad efectiva de sentirse ciudadanos y ciudadanas a un inmenso contingente de personas que habían sido despreciados, descartados y humillados por unas élites que fingían desconocer su existencia como sujetos de derechos o como simples seres humanos con necesidades elementales nunca satisfechas.
Lula vino a reparar esta injusticia histórica. Y lo hizo con una enorme capacidad de gestión y ejerciendo un fuerte liderazgo político, dentro y fuera del país.
La avasalladora fuerza de Lula tomó de sorpresa a unas élites indolentes e ignorantes que suponían que un obrero metalúrgico sin instrucción universitaria fracasaría en su afán de dirigir los destinos de la décima potencia económica del planeta.
En una década, Lula y Dilma, redujeron en 53% el déficit de acceso a la vivienda digna. Construyeron más de 1 millón 700 mil casas populares, universalizaron el acceso a la energía eléctrica (en un país con una inmensa desigualdad energética), aumentaron significativamente el porcentaje de domicilios con acceso a agua, duplicaron la matrícula universitaria, construyeron más universidades y escuelas técnicas que en toda la historia del país hasta el 2002. Todas estas políticas fueron el resultado de poner a los pobres en el centro del presupuesto nacional, beneficiaron especialmente a la población rural, a las mujeres, los jóvenes, las comunidades indígenas y la población negra.
Si quisiéramos entender Brasil con ojos argentinos, aunque con enormes diferencias y especificidades históricas, deberíamos pensar que Lula cumple un papel mucho más cercano al que Perón ejerció desde 1946, que al de Néstor Kirchner desde el 2003, ante la crisis del 2001. El presidente Kirchner tuvo un papel excepcional en fundar las bases de una república construida sobre los pilares de la igualdad, los derechos humanos y la justicia social. Lo hizo con una gran capacidad de gestión, gobernando un país en ruinas, pero teniendo como referencia un imaginario y una historia que pretendía ser recuperada o refundada.
Lula no. Lula es el fundador. El gran arquitecto democrático de un Brasil, que nunca existió.
La poderosa y contundente consigna de que “la patria es el otro”, es la emotiva síntesis de una década de realizaciones que hemos conquistado colectivamente. La síntesis que gana sentido y referencialidad en un pasado común y se encarna de manera viva en la necesidad de construir un nuevo presente. Es el pasado que se proyecta y se espeja en nuestros grandes líderes democráticos históricos (Yrigoyen, Perón, Evita, Cámpora, Alfonsín), así como en las víctimas de la dictadura y en nuestras heroicas madres y abuelas. Es el futuro posible, ante la existencia de un pasado real.

Más tarde

Brasil no tuvo ese pasado. Ni ningún otro comparable. Medio siglo más tarde que la Argentina, Brasil cumplió el mandato que muchas veces les ha cabido en América Latina a los gobiernos populares: ser las administraciones que instalan, construyen y defienden un orden republicano, modernizador y democrático, frente a la barbarie predatoria que imponen unas élites del atraso que siempre parecen tener nostalgia de la Edad Media.
Lula funda el Brasil republicano. Es el líder que no está dispuesto a aceptar que no haya espacio para todos y todas en un país de iguales. Y el que, sin tapujos ni remordimientos hipócritas, no tiene miedo de decir que aspira a que todos vivan mejor, que los pobres puedan comer bien, vivir bien, tener sus hijos en las universidades, ser propietarios de las casas en las que viven. Lula no aspira a ser un hippie con onda, predicando una crítica desenfocada a los bienes de consumo. Porque sabe que de ellos depende la posibilidad de hacer de la vida digna una oportunidad efectiva y no una falsa promesa.
¿Por qué el juez Moro encarcela a Lula sin otra prueba que su propia convicción? Porque ha sido la estrategia que el poder financiero (improductivo y predatorio), el gran monopolio comunicacional que es la Red Globo, y sectores políticos conservadores (entre ellos, el del ex presidente Fernando Henrique Cardoso) han encontrado para acabar con lo que creen ser un antecedente inaceptable para ese Brasil egoísta y mezquino cuyos privilegios siempre han preservado. No aceptan que Lula vuelva al poder. Creyeron que el golpe contra Dilma Rousseff lo hundiría. Se equivocaron. Ahora creen que, encarcelándolo, podrán silenciarlo. También se equivocan.
Quieren acabar con ese metalúrgico porfiado y persistente que parece no estar dispuesto nunca a rendirse y entregar las armas de la dignidad, la confianza en la política y la certeza en el valor de las movilizaciones populares. Pero también quieren acabar con todos los Lulas que están por venir. Quieren acabar con lo que consideran un virus fatal contra sus privilegios y su impunidad corrupta: la posibilidad de que muchos y muchas puedan pensar que, si alguna vez un metalúrgico sin escuela, nordestino y pobre, pudo gobernar el país, otros y otras como él podrán hacerlo.
Están encarcelando a Lula, encarcelan una idea. Aspiran a encarcelar el futuro. No podrán. No habrá espacio en las cárceles para esa multitud de hombres y mujeres libres, que seguirán luchando por la construcción de un futuro que les pertenece y nadie podrá robarles.
* Secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

URUGUAY



En la zafra del camarón

Próximo al balneario La Paloma, en el margen sur de la Laguna de Rocha, una veintena de familias trabaja durante estos días en la zafra de camarones. Los pescadores aseguran que allí recogen los ejemplares más grandes de la zona, aunque el dinero que reciben a cambio no alcanza para amortiguar la inversión que realizan. Herederos de una sacrificada tradición laboral, los habitantes de ese asentamiento reclaman mayor regulación de la actividad pesquera y la conexión de sus viviendas al tendido de energía eléctrica.

A diez kilómetros de La Paloma, en una fecha difícil de precisar por los actuales pobladores, se conformó una comunidad de pescadores sobre la margen sur de la Laguna de Rocha. Entre el océano Atlántico y ese enorme espejo de agua, al menos tres generaciones desarrollaron sus vidas, acompañados de chalanas y redes, en casas frágiles que aún continúan en penumbras.
Es marzo. La barra de arena que durante buena parte del año separa a la laguna del mar abrió paso hace varias semanas. Los camarones y langostinos bajan desde el norte, por el océano, para buscar albergue y comida en los fondos barrosos de las lagunas de Rocha, Castillos y Valizas.
Durante esta época del año los pescadores tienden sus trampas en las aguas sosegadas que contrastan con el potente oleaje oceánico que rompe a pocos metros de allí. Cada día, a media tarde, los botes enfilan hasta las estacas que sostienen a esos embudos de redes para colocar las linternas. Se pesca a la encandilada: las luces provocan que los bichos naden sin retorno hacia el interior de esas trampas. A la mañana, temprano, los pescadores recolectarán los camarones atrapados en el interior de las mallas. Más tarde, hasta la zona llegarán los intermediarios y les ofertarán entre 60 y 100 pesos por kilo, que son los precios que se han manejado en esta temporada. Unos pocos se arriesgan y prefieren venderlos directamente a los clientes que se acercan hasta ese lugar por un precio mayor: 250 pesos. La falta de luz eléctrica les impide tener freezer o heladeras; con el frío asegurado los pescadores podrían moverse con mayor autonomía a la hora de efectuar la comercialización.
La comunidad de pescadores de la laguna de Rocha está conformada por una treintena de viviendas muy próximas unas de otras. La casa de Pepe Lobato está un poco más alejada, casi al final del camino. Este hombre tiene 64 años y pesca desde que tiene uso de razón. Dice que aprendió a caminar adentro de la laguna. Hace muchos años ya, su padre llegó solo desde Maldonado hasta esa zona, donde conoció a una mujer oriunda de Valizas. Tuvieron 12 hijos. Los hermanos Lobato crecieron junto a los Perrino, los Ballesteros, los Bonilla y también con los Matos, que fueron los primeros en construir sus ranchos, recuerda Pepe. “Aquellos viejos hacían bacalao: se salaba el pescado y se vendía así en Montevideo y en Rocha... Se le dice bacalao, pero es pescado salado”, explica. En el extremo norte de la laguna, con entrada por la ruta 9, “había otra población de pescadores en el puerto de Los Botes, y esa gente se trasladaba hasta acá, venía a remo y a vela en las chalanas, traían una carpa y venían las familias completas. Traían cargas de sal y salaban el pescado, y cuando completaban el bote volvían para revenderlo”. Los hombres también pescaban en el mar, con aparejos, donde capturaban “tiburones, también para salar”.
Eterno aprendizaje | “Hay algo importante que no les conté todavía”, advierte Pepe Lobato mientras hace equilibrio en la punta del bote y revisa las trampas puestas en la laguna. “Yo aprendí a leer a los cincuenta y pico de años. Me enseñó la esposa de un amigo. Primero me mostró las vocales y las consonantes, y después me mandaba mensajes por el celular que yo debía responder. Y aprendí rápido. Escribía con algunas faltas, pero al poco tiempo la mujer me dijo que ya había aprendido”.
La pesca ha sido el sustento de esas familias, casi todas con muchos integrantes. Pepe nunca fue a la escuela: “Tuve la otra educación, la de mis viejos, que fue buena, porque todos los hermanos apuntamos para el trabajo y tenemos nuestras cosas”. Algunos de sus hermanos decidieron cambiar de ambiente y “otros quedamos acá y buscamos que las cosas sean mejores, pero siempre en nuestro lugar”.
Pepe recuerda que durante una época llegaron a vivir 50 familias junto a la laguna y que, cuando la situación “se complicó, solamente quedaron dos o tres pescadores”. “Ahora hay una población estable de 16 familias”.

Pesca artesanal genera “muchísimo trabajo”

De acuerdo a estimaciones realizadas “poco tiempo atrás” la pesca artesanal ocupa a cerca de 500 personas en el balneario La Paloma, casi 10% de la población de ese municipio, indicó el alcalde José Luis Olivera. “Es un sector que genera muchísimo trabajo que no se ve: son las personas que arman los palangres, quienes hacen y reparan los trasmallos o quienes hacen el fileteado, que incorpora valor agregado a la captura en la comercialización”. En la laguna de Rocha la pesca “tiene una importancia fundamental en la economía local, sobre todo en la cosecha del camarón”. “Estos pescadores han aplicado otras estrategias con la captura de otras especies, pero, según han dicho los especialistas, no es suficiente la biomasa existente para sostener a todas las familias. Ahora hay otros emprendimientos vinculados al turismo que están buscando darle otro sustento, y son estrategias de desarrollo económico local alternativas a la pesca”, valoró.
La vida en esa angosta franja ubicada entre el mar y la laguna siempre fue difícil. Lobato asegura que actualmente “tenemos más comodidades, pero antes era más linda, creo, quizás porque yo era más chico”. Desde hace varios años los pescadores no utilizan remos ni velas para la navegación. Tienen botes con motores fuera de borda y también cuentan con alguna camioneta o automóvil –bastante trajinados todos los que están a la vista– para trasladarse hacia otros lugares. “Se ha mejorado bastante en el sistema de vida, en la manera de trabajar también. Hoy hay motores, equipos de lluvia, botas, un montón de comodidades que antes no había, porque entrábamos descalzos al agua”.
También incorporaron pequeños paneles solares que les permiten cargar las baterías de linternas, teléfonos celulares, y las computadoras y tablets que utilizan los escolares y liceales que viven en el lugar y se trasladan diariamente hacia La Paloma a estudiar en vehículos que proporciona la comuna rochense.
El camarón del Pepe | Pepe Lobato es uno de los pocos pescadores de la laguna de Rocha que intenta vender directamente al consumidor. Los precios que fija están por debajo de aquellos que se encuentran en las ferias o en supermercados. “Los camarones los vendo a 250 pesos el kilo. Son buenos, son langostinos; entran 31 en cada kilo. En Valizas son mucho más chiquitos”, asegura. El kilo de pulpa de lenguado también lo vende a 250 pesos. Los filets de corvina, lisa y pejerrey cuestan 160 el kilo. En tanto, el kilo de corvina “para hacer a las brasas” lo comercializa a 120 pesos. Lobato prefiere “no hacer cuentas” sobre el dinero que invierte en cada zafra, “porque si las hago debería vender el kilo de camarón al doble” de lo actual.
Elsa, también oriunda de esa laguna, es la compañera de Pepe. La pareja tuvo seis hijos: cuatro varones, también pescadores, y dos mujeres cuyos maridos trabajan en ese mismo sector. “La pesca siempre fue nuestra forma de vida”, comenta. El desarrollo del oficio le ha permitido aprender “mucho del lugar y apreciar la libertad”, que “es total, para trabajar, para expresarse. Acá de repente dependemos de un comprador de pescado, pero no de un patrón. Yo nunca tuve un patrón, siempre trabajé con mi viejo, con mis hermanos, toda la vida. También tengo la libertad de extender la vista y mirar alrededor; se ve muy lejos y puede apreciarse la naturaleza”, añade.

Actividad desregulada

La zafra de camarón ha “decaído muchísimo durante los últimos años”. La ausencia de un organismo regulador –como fue Industrias Loberas y Pesqueras del Estado (ILPE) durante los años 70 y 90– permite que los intermediarios sean los encargados de fijar los precios. “ILPE manejaba y era el concesionario de la laguna. Daba los permisos de pesca y compraba toda la producción. En ese momento no había especulación, estaban los precios regulados. Cuando cayó ILPE –con la aplicación de la Ley de Empresas Públicas aprobada durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle (1990-1995)– las zafras de camarón dejaron de ser zafras, para nosotros al menos, porque prácticamente no es rentable pescarlo”.
Actualmente la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) controla la actividad pesquera, aunque no fiscaliza los precios de las capturas, según Lobato. “Este año se deben haber sacado 30 toneladas de camarones, pero al haber tantas personas pescando, se reparte. Es demasiada la gente que viene a pescar desde otros lugares. Del pueblo ya queda poca cosa. Llegan personas que durante el año tienen otros oficios; hay personas que tienen permisos y los arriendan. El pescador puede entrar con 10 trampas para el camarón, pero algunos usan 20, 50 o 70. Es un descontrol”, subraya.
Lobato también lamenta la cantidad de estacas que no fueron retiradas una vez finalizadas las cosechas y han quedado clavadas en la laguna. “Eso le hace mucho mal a la laguna, y nos hace mal a nosotros por el sentimiento que provoca, porque hubo mucha gente que cuidó a la laguna y hoy tenemos que admitir que gente venga de afuera a destrozar. Hay reglamentos, hay leyes, pero no se cumplen porque no hay autoridades para hacerlos cumplir”, establece.
A principios de este siglo se formó una asociación de pescadores de las lagunas de los departamentos de Rocha y Maldonado que firmó acuerdos con organismos nacionales e internacionales para mejorar las condiciones de los trabajadores. Pepe formó parte de esa agremiación. “Se pidió ayuda para instalar la energía eléctrica, pero se trajeron paneles solares, generadores a combustibles, y no son cosas que den resultado. Acá no quedó nada. Nunca quedó plata para mejorar la vida de los trabajadores. La plata se gastó en los sueldos de los técnicos que trabajaban en esos proyectos”.

Lugar protegido

En 2010 la laguna de Rocha “ingresó al Sistema de Áreas Protegidas. Eso implica estar en ese circuito y que se deban tomar medidas de gestión y control ambiental para la promoción del lugar y cumplir con una serie de protocolos para promocionarla. El Municipio de La Paloma tiene representación permanente en esa comisión y estamos tratando de participar activamente en la gestión. Queremos llevar adelante una larga reivindicación de los vecinos, que es la regulación del asentamiento con las herramientas más pertinentes, como puede ser la compra de esos solares donde habita esa veintena de familias”, comentó el alcalde José Luis Olivera. El área que circunda los 72 kilómetros cuadrados que comprende al espejo de agua es privada; las calles del fraccionamiento, las tierras ubicadas sobre la ribera, donde viven esas familias, y la propia laguna, son dominios públicos.
El modelo de pesca artesanal también asegura la conservación de las diversas especies marinas, asevera. “Acá, entre toda la población sacaremos 30.000 kilos de corvina en un año, que es la cantidad que un barco mata en un rato. Y acá somos 16 familias viviendo de esa cantidad de pescado”.

Trabajo solitario

En la laguna de Rocha la pesca se lleva a cabo “muy en solitario”. “Ahora no hay mucha comunicación en el trabajo, aunque la hubo. La relación entre los vecinos es buena, sin problemas de ninguna clase, pero cuando se entra a la laguna cada uno es cada uno”.
Olga Lobato (57), hermana de Pepe, y el Colorado Rodríguez (55), comparten sus vidas desde hace años, pero ingresan con botes diferentes a la laguna. “Yo soy nacida y criada acá. Estuve fuera muy poquito tiempo, pero regresé porque para mí este lugar es todo, no hay ningún lugar como este”, dice Olga. “Esto no es un pueblo, es un lugar de trabajo. Y el trabajo que yo hago, como dependo de mí, lo hago con gusto”. Al igual que acontece con su hermano y con su marido, Olga no recuerda su primer día de pesca. “Con mis hermanos ayudábamos a mi padre con las redes de cincha”, que hoy están prohibidas.
Hermano orgulloso | A Pepe Lobato le divierte relatar las vivencias de su hermana Olga. Cuenta que hace unos años la mujer domesticó a un ternero y cabalgaba sobre él por la costa de la laguna de Rocha. Olga siente fascinación por los caballos, y con ellos ha trabajado como tropera en campos vecinos cuando la pesca ha mermado. Ella también ha sido cazadora de chanchos jabalíes, asegura su hermano.
Olga no olvida la escasez de recursos que marcó su infancia. “Había mucha necesidad de cosas. Nosotros comíamos la fruta que salía en la playa: naranjas, manzanas que caían desde los barcos que venían al puerto de La Paloma. Una vez tiraron cajones completitos y sellados de naranjas. Fue impresionante la cantidad de naranjas que salieron”. Olga conoció La Paloma a los diez años, “cuando empecé a andar sola a caballo”.
Madre de cuatro hijos, “de grande” decidió tener bote propio. “Yo tengo compañero, pero aparecen las diferencias: que uno quiere pescar para un lado y otro para el otro, entonces empezamos a separar los materiales. Él arma sus materiales y los va ubicando como él quiere, yo a la manera mía. Hacemos un conjunto, pero variamos en el tema del lugar. Él pesca con su chalana y sale a la hora que él quiere, yo pesco a la hora que yo quiero, y así nos manejamos”.
Al caer la tarde, Olga y el Colo preparan las linternas que colocarán en sus respectivas trampas. El hombre se da cuenta de que le faltan un par de luces y se las pide prestadas a su compañera. Ella escucha, sonríe y las cede sin hacer problemas. “Miren: atrás de las luces les puse una L, de Lobato; él les puso Colo”, dice a los visitantes. El hombre coloca todas las linternas en un balde y camina rumbo a su bote. Olga, divertida, observa partir a su compañero.
La mujer retoma la conversación sin dejar de mirar hacia la laguna. “Yo siempre estoy pensando en la pesca. Mis hijos son pescadores. Uno está en Valizas y es comprador de pescado, aparte. Es guapísimo, le encanta la pesca. Desde que tiene 12 años se ha dedicado solo a vender pescado y a pescar. De chico llevaba pescado a lo López, a Montevideo, y ahora anda solo”, relata, orgullosa.
Cuando comienza la zafra del camarón los pescadores se lanzan “a ganarse los espacios en la laguna”. “El primero que se avispe, que le dé la inteligencia, tiene el mejor espacio. Esto es como el tránsito, porque hay pequeñas barritas de arena en la laguna, [entonces] hay calles principales y otras que están medio jodidas, porque el camarón va moviéndose”.

El negocio del camarón

Si bien es un manjar para muchos que gustan de los productos del mar, el camarón no tiene mucho peso en el panorama de la pesca uruguaya. En el último informe público de la Dinara, el Boletín Estadístico Pesquero 2015, el camarón no figura en ninguna de las estadísticas de captura en nuestro país, salvo que esté incluido en la incómoda categoría “otros”. El pez con menor captura artesanal en la lista es el gatuzo, del que en 2015 se capturaron 176 toneladas. En el campo de las exportaciones el camarón se encuentra dentro del grupo de los crustáceos, que exportaron 458 toneladas durante 2015. No se determina cuántas de esas toneladas corresponden al camarón y cuántas a cangrejos, pero sí se consigna que ese año las exportaciones de toda la categoría cayeron 33% en toneladas y 14% en precio. En la lista específica de especies el camarón no tiene renglón propio, pero sí lo tiene el cangrejo rojo, que exportó 458 toneladas. Por tanto, de estar bien hechos los números, podría concluirse que no hubo exportaciones de camarón ese año (ya que se exportaron 458 toneladas de crustáceos y todas fueron de cangrejo rojo). Sin embargo el camarón sí tiene un renglón propio en las importaciones. Se importaron en 2015 220 toneladas de camarón a un precio promedio de 7.946 dólares la tonelada. Dentro de las especies importadas el camarón representó sólo 5%, superando al mejillón (2%) y al calamar (3%) pero bastante lejos del salmón (18%) y del atún (27%).
Olga termina de ordenar sus materiales, detiene el relato y emprende el camino hacia el agua. Levanta el ancla y cincha del cabo del bote mientras camina unos cien metros, hasta que la profundidad de la laguna le permite bajar el motor y encenderlo. Sube a la chalana y navega hasta sus trampas. Apaga el motor, sujeta el bote a una de las estacas y desciende al fondo barroso. “Es llanito”, dice con el agua en la cintura. Para Olga su trabajo no demanda “mucha fuerza física”, aunque “ahora, con los años, se complica un poco”. “Hay que enterrar las varas de las trampas para que no se arranquen con facilidad. Pero el tema más complicado no es clavar la vara sino arrancarla, porque queda apretada contra el fondo de la laguna. Yo las arranco con el motor girando alrededor de ellas, pero da trabajo, eso es lo peor. Yo pienso que cualquier persona lo puede hacer...”, agrega. Olga cuenta que sus vecinas se dedican al fileteo y a la limpieza del pescado, y otras se han especializado en la gastronomía y atienden un pequeño restaurante a la orilla de la laguna.
Dentro de un mes Olga cambiará: dejará las trampas y comenzará a utilizar las redes, también dentro del espejo de agua. “Ahora estamos con el camarón, pero no tengo problema con ningún tipo de pescado”. La mujer también prueba su suerte en el mar. Allí, con cañas y reeles, ha atrapado ejemplares impresionantes. “Saqué un lenguado de 13 kilos, no me olvido más de ese pique”, y “chuchos grandes, como de 30 kilos, y una corvina negra de 15 kilos”, enumera.
Los hermanos Lobato no podrán elegir una fecha precisa para abandonar las mojaduras. “Yo nunca me afilié a la caja de jubilaciones. Trabajé muchos años para ILPE y vendí pescado a muchas personas. Si quisiera jubilarme tendría que juntar testigos, pero debería ir al cementerio a buscarlos. El día que esté muy jodido quizás me den una pensión. Yo no sé cuándo voy a salir del agua y tampoco me acuerdo del primer día que entré a la laguna”, remata Pepe.

Camarón regulado

La captura del camarón está regulada por la Dinara, organismo que se encuentra en la órbita del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. La normativa vigente data de marzo del año pasado y establece, entre otras cosas, los siguientes puntos: • Regula la captura del camarón de la especie Penaeus paulensis, aunque el nombre correcto de la especie que se comercializa, el camarón rosado, es Farfantepenaeus paulensis. Sin embargo, como bien demuestra un estudio realizado en la Laguna de Rocha sobre la zafra de 2014, en las trampas utilizadas aparecen otras especies, como el camarón siete bigotes (Artemesia longinaris), o camarones de especies del género Palaemonetes (Palaemonetes sp), uno de los cuales, según consigna el trabajo, es “posiblemente tóxico”, además de peces, moluscos y otros crustáceos. • Fija en 10 gramos el peso mínimo individual de cada camarón para captura, transporte y comercialización. • Permite sólo 10 trampas para “pescadores de tierra o pescadores artesanales que tengan como área de pesca el cuerpo de las lagunas costeras salobres”, por tanto, es la normativa que aplica para la Laguna de Rocha. • Establece que el tamaño de las mallas de los artes de pesca, exigiendo que el mínimo entre nudos contiguos sea de 10 milímetros, o de 20 milímetros entre nudos opuestos con la malla sin estirar. • Determina que para la captura de camarón el permisario podrá usar sólo una red de arrastre de playa para camarón, quedando prohibido el arrastre con ayuda de embarcaciones. • Prohíbe pescar camarón en las bocas de las lagunas de Rocha, así como en un corredor de 100 metros de ancho y 7 kilómetros de largo, comenzando en la boca de la Barra con orientación Noreste. • Indica que las otras especies acuáticas de peces y crustáceos juveniles retenidas incidentalmente deberán ser liberadas vivas, así como también las hembras con huevos de cangrejero azul y sirí.
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